Como ocurrió el pasado mayo cuando las elecciones autonómicas con el mitin de Francisco Alvarez-Cascos en el palacio de congresos de Calatrava éste estuvo en la tarde a rebosar con motivo de la presencia de Mariano Rajoy. El caso es que me reafirmo en la sensación de que la derecha asturiana no solo está desorientada sino también dividida. Pero vayamos con el mitin. Hasta el inicio de las intervenciones una insufrible y repetitiva música con lo de “Alfredo no te creemos” puso dolor de cabeza a más de uno. La organización debió de hacer caso a las recomendaciones médicas y dirigió a los militantes, en su mayoría de la tercera edad, para que entrasen por la parte alta del salón central para lo que hay que subir una larga escalera lo que unido a la rampa de acceso al Calatrava hizo que, efectivamente,a muchos de los asistentes no solo se les acelerase el pulso sino que incluso les bajase la glucosa y los triglicéridos por el improvisado ejercicio. Sin embargo, los dirigentes y candidatos del PP tenían bula y entraron por la parte baja ahorrándose las escaleras lo que a un rejuvenecido Isidoro Fernández Rozada -vaya que si estrenó traje para el acto- no le hubiera costado subir al paso de oca.
Fue un acto justo de duración y en el que los 3 intervinientes lo hicieron con elegancia y sin acritud, vamos aprendiendo, sin citar por el nombre en momento alguno a la oposición. Gabino de Lorenzo que tuvo un despiste al principio subiendo al escenario antes de tiempo y perdiéndose la inmortalización fotográfica de Mariano Rajoy con Mercedes Fernándéz y Ovidio Sánchez habló apenas 5 minutos -la intervención más corta que se le recuerda- para pedir, sin citar ni a Alvarez-Cascos ni a Foro Asturias, que se dejasen de hacer la guerra por su cuenta y votasen al PP para contribuir a que España tenga a partir del 20 N un gobierno con mayoría y lo más fuerte posible. Mercedes Fernández, elegante y mas delgada, leyó aludiendo a lo que los socialistas no han hecho por esta región. Sí citó a Wiston Churchill y a Ortega y Gasett no superando su intervención los 13 minutos y, finalmente, Mariano Rajoy, interrumpido en varias ocasiones por los gritos de ¡presidente!, ¡presidente!, e incluso de ¡torero!, se dirigió a los militantes durante algo más de 20 minutos ignorando por completo a Foro Asturias y a su líder y antiguo compañero de partido. Calificó a Gabino de Lorenzo -casi explota éste al hincharse como un pavo por la satisfacción- de alcalde perpetuo de Oviedo “porque así lo quieren los ciudadanos”, a Isidro Fernández Rozada, viejo amigo, al que ya conoció en el siglo pasado, a Oviedo Sánchez por haber estado a las duras y a las maduras y a la candidata Fernández por haber aceptado dar el paso adelante para ser la número uno. Prometió no olvidarse de Asturias y sus problemas y vaticinó que el próximo domingo el PP será la fuerza política más votada por los asturianos. Como es habitual en la organización de estos mitines del Partido Popular a ambos lados del escenario un grupo de jóvenes, y también algún niño como el hijo de Fernando Goñi, jaleando al líder.
Caras, los que se dice caras conocidas no vi muchas. Eso sí, los concejales del ayuntamiento de Oviedo, los alcaldes de Llanera y Villaviciosa; eché en falta, aunque a lo mejor estaban perdidos entre la multitud, a Noel Zapico y a la controvertida líder del PP en Gijón Pilar Fernández Pardo. Todos muy elegantes -el vestido rojo fuego de Isabel Pérez Espinosa, arrebatador-. Creo que hasta la miraba embelesado el periodista Rafael Francés, último director de Oviedo Televisión, que en paz esté, y ahora ejerciendo sus labores profesionales en el grupo parlamentario popular. Hubo empresarios como Pepe Castro y Corcobado y también vi en las filas, las primeras 10, de los importantes a la esposa del presidente de FADE Severino García Vigón. Un buen amigo, el coronel Aldea, no perdía detalle entre el público lo mismo que el cónsul honorario de Honduras en Madrid Gonzalo Alonso, que ya se encuentra en nuestra ciudad para participar el próximo jueves en la elección del “Ovetense del año”. Me mezclo entre la plebe y miren por donde encuentro a David y esposa. Tenían el bar Alegría en la calle General Elorza, frente a las antiguas instalaciones de La Voz de Asturias, y buenos bocatas que nos tomábamos en su establecimiento para cargar pilas. También observo a un paisano que no se quita la boina ni cuando Rajoy pide el voto al respetable pero no, no es Rufino Roces, que susto. Cuando termina el acto ayudo a una monja a bajar las escaleras y ella, supongo que cándidamente, me pregunta: ¿Y este Mariano Rajoy sabe inglés o nos pasará como con Zapatero?. Vaya como está el clero.