La heredad europea es una aventura perdurable forjada en siglos, y sobre ella se encumbran hoy los trasvases de ideas que ahondan su existencia en la plena libertad individual, mientras sigue representado los valores imperecederos del ser humano.
En un siglo que aún se puede rozar con las manos, padeció dos guerras mundiales y docenas de enfrentamientos belicosos, mientras ahora la sanguinaria invasión de Rusia a Ucrania, que levantó el coraje de la Unión Europea y Estados Unidos contra esa atrocidad de Vladímir Putin, demostrará que las ideas imperecederas, las profundas ideologías filosóficas, y una estirpe humana asentada en la convivencia, la justicia y el respeto al libre albedrío de todo hombre y mujer, no serán ultrajadas.
Un personaje del húngaro Sándor Márai, rescatado de las páginas de “A la luz de los candelabros” amante de la música y del amor ensalzado de grandeza, dice, tras la caída en 1919 de la monarquía de los Habsburgo, y con ello el derrumbe de lo que él creía y encerraba su razón de ser:
“Mi patria era un sentimiento, y ese sentimiento ha sido herido de muerte… Lo que juramos defender ya no existe. Había un mundo por el que valía la pena vivir y morir. Ese mundo está muerto”.
No, no ha expirado, se halla vivo, elevado de dignidad y arrojo, ya que miles de personas libres se han levantado a defenderlo.
En la Europa actual que actualmente transitamos, aquellas rutas sanguinarias que habían abierto Stalin, Hitler, Mussolini, y ahora el nuevo zar de Rusia, arrastrando a millones de humanos a la muerte monstruosa, ahora mismo, aquel veterano soldado - que se ha convertido en miles - mirando las aguas del Danubio y el Sava que se abrazan bajo la columnata de El Vencedor, en el parque de Kalemegdan, en Belgrado, ausculta el espacio de las llanuras europeas y profundiza desde esa considerable altura:
“Ese mundo todavía vivo, incluso aunque ya no existiera, vivirá porque yo y miles de hombres y mujeres hicieron el sagrado juramento de defenderlo”.
Esta es la extraordinaria Europa que sigue subsistiendo en nosotros.
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