La inflación son beneficios oligárquicos

El avión Airbus A400M -en fase de pruebas- ha logrado lanzar 20 toneladas de agua en menos de 10 segundos. El lanzamiento del pánico a la inflación -y sus consecuencias- sobre la población española pesa muchos miles de toneladas y se va extendiendo en el tiempo. Su objetivo es ocultar a los auténticos culpables y culpabilizar a las verdaderas víctimas. La única arma contra la inflación es la redistribución de la riqueza.

Un estudio de CCOO calcula que el 83,4% de la subida de los precios en España durante el primer trimestre de este año -antes de que Rusia invadiera Ucrania- se debe al aumento de los beneficios empresariales. En el cuarto trimestre del año pasado su crecimiento fue incluso mayor, llegando al 106,3%. Pero cuando hablamos de beneficios empresariales nos referimos fundamentalmente a los beneficios de los oligopolios del Ibex35 -con capital extranjero dominante, principalmente estadounidenses-, no hablamos de los disminuidos beneficios de la pequeña y mediana empresa.

El tope a los precios, anatema para los oligopolios

¿Se puede hablar de un pacto de rentas -entre rentas capitalistas y rentas salariales- cuando los salarios sólo tratan de resistir la inflación porque no son los responsables del aumento de precios, los culpables son los llamados márgenes empresariales? Controlar los sueldos, las pensiones y el salario de los funcionarios es muy fácil. Estamos controlados. Pero ¿cómo controlar los precios? Sólo podría ser con la fijación de precios máximos sobre bienes y servicios, como ya han hecho antes los gobiernos en la energía, el transporte y la telefonía y ahora se aplica a los precios de medicamentos, productos sanitarios, la vivienda de protección oficial, los precios de los alquileres y, más recientemente, con las mascarillas, el gas, el butano, etc.

Por ejemplo, el artículo 149 de la Constitución -que trata sobre las bases y coordinación de la planificación general de la actividad económica- concede al Gobierno de España competencia exclusiva para corregir el funcionamiento no competitivo de los mercados y proteger a los consumidores de los oligopolios y sus prácticas monopolistas.

Cuando los ricos pagaban un 90% en impuestos

Que los más ricos paguen un 70% de su inmensa fortuna en impuestos se califica de “imposible y confiscatorio”. Pero hubo un momento donde ese “imposible” sucedió. Se acaba de recordar, no en un foro ultraizquierdista, sino en el Foro de Davos, donde anualmente se reúne la flor y nata del capitalismo mundial.

En uno de los debates, el historiador y escritor holandés Rutger Bregman, situó el problema: “Escucho a la gente hablar de participación y justicia, igualdad y transparencia, pero casi nadie menciona el auténtico problema de la evasión de impuestos. Y de que los ricos simplemente no están pagando lo que les corresponde”.

Y contestó a quienes prohíben siquiera pensar en subidas de impuestos a los más ricos: “Hace dos días estaba aquí un multimillonario, Michael Dell, y él hacía una pregunta: Decidme un país en el que haya funcionado un tipo de impuesto máximo del 70%. Y sabe, yo soy historiador… Los EEUU, ahí funcionó. En los años 50, durante la presidencia del republicano Eisenhower, el tramo máximo de impuestos en EEUU era del 91% para gente como Michael Dell”.

En 1932 el PIB de EEUU había descendido un 27% respecto al de 1929, y la producción industrial registraba una caída histórica… del 50%. Mientras el desempleo casi se triplicó, alcanzando al 25% de la población activa. ¿Qué políticas se adoptaron en los países capitalistas, especialmente en su centro, EEUU, para afrontar esta situación crítica? Exactamente las contrarias de las que algunos de los principales “gurús” económicos actuales nos recetan.

No solo no es imposible imponer en un país capitalista unos impuestos del 70% para los más ricos, sino que, en EEUU, el país capitalista por excelencia, la tasa fiscal para las grandes fortunas fue durante varias décadas del 90%.

También fue posible en España

Pero alguien puede contestarnos que eso ocurrió en EEUU, añadiendo que en un país como España es imposible que hubiera sucedido algo ni remotamente parecido. No es verdad. No alcanzó esos niveles, pero sí fue bastante parecido. Y pasó en España.

En 1978, con la llegada de la democracia, se aplicó una profunda reforma fiscal, introduciendo el IRPF, el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas. ¿Cuál era el tipo máximo, el que se aplicaba a las grandes fortunas, en 1978? El 65,5%. ¿Cuál es ahora? El 47%. Casi veinte puntos menos.

Si hoy en España se aprobara el mismo tipo máximo vigente en 1978 sería el más alto de todo el mundo capitalista, y buena parte de los “gurús” económicos acusarían de comunista a quien lo planteara. Pero en 1978 fue aprobado bajo un gobierno de la Unión de Centro Democrático (UCD) y avalado por todas las fuerzas políticas, de izquierdas y de derechas de nuestro país.

Es necesario en España. Es posible en España. Es sólo voluntad política. Es sólo redistribuir la riqueza frente a la inflación oligárquico-imperialista.

 

Eduardo Madroñal Pedraza



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