Un informe del Conflict Management and Peace Science Journal calcula que hay 173.000 tropas estadounidenses desplegadas en 254 bases e instalaciones militares -desde Guam a Groenlandia incluyendo España- en todo el mundo. Sin embargo, según el profesor David Vine, de la American University de Washington, Estados Unidos tendría 800 bases. La diferencia se debe a dar por real lo reconocido por el Pentágono o a incorporar fuentes fidedignas. Porque el secreto y la falta de transparencia hace muy difícil obtener la lista completa.
En la actualidad no hay ninguna otra potencia en el mundo que posea una capacidad bélica tan inmensa como la superpotencia estadounidense -la única realmente existente- ni, por supuesto, con la posibilidad de iniciar agresiones rápidamente y en tantos lugares del planeta.
La dominante presencia bélica de EEUU por el planeta es expresión de su poder militar financiado con un presupuesto de defensa que reconoce oficialmente -hay partidas que no aparecen en este apartado- de más de 700.000 millones de dólares anuales. Por ejemplo, se calcula que la Marina de EEUU cuenta con 181.000 soldados en servicio activo y 1.400 aviones y helicópteros en condiciones de iniciar un conflicto armado en el Indo Pacífico, una zona no precisamente cercana al territorio estadounidense.
Bases por el mundo
Japón es el país con el mayor número de soldados de EEUU en todo el globo, con 57.300 efectivos repartidos en 120 bases. Aunque muy débilmente, el primer ministro japonés, Fumio Kishida, acaba de protestar porque el personal militar estadounidense no realizó pruebas de coronavirus antes de llegar a Japón, y solo después de hacerse público que una infección colectiva en la base de EEUU en la prefectura de Okinawa; y que podría haberse transmitido a la población local que trabaja en la base. Porque las medidas de cuarentena de Japón no se aplican al ejército estadounidense. En Corea del Sur hay 28.500 efectivos en instalaciones militares.
Alemania es el país europeo con más tropas estadounidenses, con 33.900 efectivos y el segundo en todo el mundo, con la base aérea de Ramstein como centro neurálgico y con el hospital militar más grande de EEUU en el extranjero. Italia es el segundo país europeo con más despliegue de efectivos estadounidenses, 12.300 individuos repartidos en más de diez bases.
En España EEUU dispone a su antojo de la base de Morón de la Frontera, en Sevilla, y la base naval de Rota, en Cádiz. Y 76 bases están ubicadas en Iberoamérica. Encabezan Panamá y Puerto Rico con 12 bases cada una. Después van Colombia con 9 y Perú con 8. Y Cuba -contra su voluntad- alberga la base de Guantánamo, actualmente centro de experimentación de EEUU para torturas psicológicas con prisioneros durante largos años.
En Oriente Medio la base aérea Al Udeid, en Doha, Qatar, con capacidad para cien aviones y drones y 6.000 efectivos, y lo mismo en Kuwait. Baréin, que es el cuartel general de la Quinta Flota de la Armada estadounidense, e Iraq cuentan con 7.000 y 6.000 militares respectivamente. En Arabia Saudí hay 5 bases aéreas. También en Omán, Jordania, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Turquía.
En total, según el Congreso de EEUU, el Pentágono cuenta con más de 50.000 soldados en países adyacentes a Irán. Jordania acoge la base aérea Muwafaq Salti, cerca de la frontera iraquí y siria, donde hay estacionados unos 3.000 soldados estadounidenses.
Nenúfares de muerte
El Pentágono lleva ya más de una década extendiendo también su dominio militar mundial con la instalación de bases inicialmente pequeñas llamadas -en inglés lily pads, es decir, nenúfares u hojas de lirio- para desarrollar sigilosamente una nueva y peligrosa forma de guerra.
Porque son montones y montones de bases de nenúfares. Y tal proliferación de nenúfares significa una progresiva militarización de grandes zonas del globo. Al igual que los nenúfares reales -que en realidad son malas hierbas acuáticas- las bases tienen una forma de crecer y reproducirse incontrolable, aumentando las tensiones militares y desalentando las soluciones diplomáticas a los conflictos. ¿Se imaginan cómo respondería Estados Unidos si China, Rusia o Irán construyeran, aunque solo fuera una sola base de nenúfares en México o el Caribe?
Pero lo más importante y más dañino es que esos siniestros nenúfares -junto al resto de las bases estadounidenses- sirven a su poder militar y su influencia para obligar a tantos países como sea posible a someterse, impidiendo que afirmen su independencia cada vez con más fuerza. Y, por tanto, también son herramientas políticas y económicas para mantener el dominio de Estados Unidos sobre la vida política y económica de los países -sean viejas potencias europeas o nuevos países en desarrollo-, para mantener su hegemonía en agudizado declive.
Es el enorme poder militar de una superpotencia como Estados Unidos en su ocaso imperial. Y es sumamente importante que el resto de países y pueblos seamos conscientes de tamaña amenaza existente para la paz mundial.