El procés está en abierto retroceso, cada vez pierde más apoyo social. Este es el marco en el que se conceden los indultos. Y un indulto no es una amnistía -hay una diferencia fundamental- porque el indulto implica reconocimiento del delito, por tanto, es una medida de gracia. Una medida que se ejecutará cuando los beneficiados han cumplido una parte importante de la condena, porque llevan 3 años y medio en prisión.
Las elecciones de febrero de este año fueron una viva expresión de este fracaso. Entre Junts y Esquerra perdieron 600.000 votos, el 33% de sus votantes y el partido más votado no fue ni Esquerra ni Junts sino el PSC. Pero no sólo perdieron votos, sino que tras una década de procés consiguieron un nivel de hastío de la sociedad catalana de tal calibre que un 46% de catalanes se abstuvieron mostrando su total desinterés por el resultado electoral.
Y dentro del campo independentista el gran derrotado fue Puigdemont, perdiendo, como ha quedado demostrado, el control sobre la presidencia de la Generalitat. Es cierto que los partidos independentistas conservan el poder político, pero lo hacen con el apoyo sólo de un 24% del electorado, apenas uno de cada cuatro catalanes. Por mucho ruido que hagan, esta es la realidad.
Dos hechos
En los últimos días hemos asistido a dos hechos que expresan la nueva etapa política –“postprocés”- que se está abriendo en Cataluña. Aprovechando un acto organizado por la gran patronal catalana, Foment del Treball, el presidente del gobierno central, Pedro Sánchez, y el de la Generalitat, Pere Aragonés, de ERC, no solo expresaron en sus intervenciones una voluntad de diálogo. Lejos de las cámaras se reunieron por primera vez, y antes del acto habían mantenido una reunión telefónica. En un clima alejado del enfrentamiento vivido cuando Quim Torra presidía la Generalitat.
Y, sobre todo, Oriol Junqueras -presidente de ERC, y su principal referencia política- ha publicado un artículo cuyo contenido era impensable hace pocos meses. El mismo Junqueras que en octubre de 2019 rechazaba groseramente los indultos –“se los pueden meter por donde les quepa”-, ahora los acepta y apoya, calificándolos de “un gesto que puede aliviar el conflicto”.
Por primera vez el líder más valorado en el independentismo afirma que “la vía del pacto y el acuerdo, la vía del referéndum acordado”, es “la opción que genera más garantías y reconocimiento internacional inmediato”. Añadiendo, y esto es lo más significativo, que “otras vías [en referencia a la vía unilateral] no son viables ni deseables en la medida en que, de hecho, nos alejan del objetivo a alcanzar”.
Junqueras desliza incluso un reconocimiento de que el 1-O no fue un “mandato democrático”, como había repetido hasta ahora: “Tenemos que ser conscientes que nuestra respuesta no fue entendida como plenamente legítima por una parte importante de la sociedad, también la catalana”.
Este posicionamiento de Junqueras -al que se le ha dado máxima publicidad- es una de las “réplicas” del 14-F. ERC superó a Junts enarbolando un “independentismo pragmático” que se alejaba de “choque con el Estado” defendido desde Waterloo.
¿Quién se opone al indulto?
Desde luego VOX y el PP que se oponen de forma beligerante. Impulsando una nueva recogida de firmas contra los indultos, o convocando una nueva concentración en la Plaza de Colón. Utilizando los indultos como arma contra el gobierno de coalición, a costa de generar mayor división en un asunto extremadamente delicado.
Pero lo más significativo es que la “derecha catalana”, especialmente los sectores más reaccionarios de JuntsxCat, como Puigdemont y Elsa Artadi, rechace los indultos, y se enfrente al posicionamiento de Junqueras en su artículo. La presidenta de la ANC (Assemblea Nacional de Catalunya) sintetizó la posición de las élites más agresivas del procés: “Los indultos son una decisión inteligente del Gobierno para acabar con el independentismo. Políticamente nos desarmarían e internacionalmente son nefastos”.
¿Por qué se opone a los indultos la derecha independentista a ultranza? Porque en estos momentos que algunos líderes del procés estén presos actúa como un factor de cohesión y movilización de las fuerzas independentistas por encima de su unidad actual y real con el proyecto.
Los indultos dividen y desactivan al independentismo
El posicionamiento público de Junqueras, renunciando en los hechos a seguir la vía unilateral, ha sido también contestado por el entorno de Puigdemont. La dirección de JuntsxCat ha declarado que “las palabras de Junqueras son incompatibles con el acuerdo JxCat-ERC”, base del gobierno presidido por Pere Aragonés. Elsa Artadi ha expresado que “los indultos buscan cobrar un precio al independentismo. El 1-O fue unilateral. El independentismo no renuncia al 1-O. No podemos descartar caminos”. Y Pilar Rahola -uno de los principales altavoces mediáticos del procés en Cataluña- ha estallado al afirmar: “Lo digo con respeto, dolor y perplejidad: la carta de Junqueras es la negación del 1-O”.
Todos los grandes medios han tomado posición, en un amplio porcentaje a favor de los indultos. Desde El País (que titula su editorial con dos palabras extraídas del artículo de Junqueras –“Inviable. Indeseable”-, expresando que “los hechos deben confirmar la renuncia al unilateralismo del líder de Esquerra”) hasta La Vanguardia, tradicional portavoz de la alta burguesía catalana, cuya plana mayor estuvo presente en el acto de Foment del Treball para respaldar el acercamiento entre Aragonés y Sánchez.
Es significativo que un medio como La Razón, furibundamente enfrentado al gobierno de PSOE y Unidas Podemos, haya respaldado el paso dado por Junqueras –“Reconocer el error es un acierto”, titulaba su editorial-, sin enfrentarse abiertamente a los indultos, como sí hace El Mundo.
Y, aunque los grandes medios internacionales no se han pronunciado, un analista como Enric Juliana ha remarcado que “los indultos van a tener repercusión en el plano exterior (…) quien conozca mínimamente la opinión de los círculos diplomáticos europeos en Madrid sabrá que los indultos a los políticos catalanes presos tendrán muy buena acogida en la Unión Europea. Y no causarán mala opinión en Washington”.
Un paso a favor de la unidad
Los indultos benefician la causa de la defensa de la unidad, y perjudican a quienes se empeñan en imponer de forma antidemocrática la fragmentación. La “prueba del algodón” que lo confirma es el rechazo que genera entre los sectores más reaccionarios y rupturistas de las élites del procés. La decisión de indultar a los dirigentes del procés encarcelados les quita una de las banderas victimistas que enarbolan para cohesionar sus filas, y deja sin palabras a quienes se empeñan en difundir la mentira de que en España existen “presos políticos”.
Y los indultos también desactivan, en buena parte, los daños generados por una posible sentencia del Tribunal de Estrasburgo enmendando la sentencia del Supremo y rebajando las penas, que se utilizaría para degradar a España, presentándola como “un país antidemocrático”.
Apoyamos los indultos, sin plantear condiciones que dificulten o impidan su aprobación -como la exigencia de un arrepentimiento explícito-, porque en sí mismos son positivos para los intereses populares y nacionales y para la defensa de la unidad frente a los recortes y el saqueo.
No van a desaparecer los ataques contra la unidad. Sigue existiendo en Cataluña un govern independentista, donde los sectores más agresivos y reaccionarios, representados por JuntsxCat, ostentan las principales consellerias. Y vamos a asistir a nuevas batallas, como las que se desarrollarán en la mesa de negociación entre el gobierno central y la Generalitat, que Torra desactivó y ahora va a reanudarse.
Es imprescindible unir al máximo de fuerzas políticas y organizaciones sociales en la propuesta. Es fundamental que esta medida sirva para unir más y fortalecer no sólo a la sociedad catalana sino a todo el pueblo de las nacionalidades y regiones de nuestro país. Trabajar por la unidad es la clave, porque las divisiones y fisuras son heridas que nos debilitan y en las que actúan otros poderes, potencias y países para enfrentarnos y sacar partido. Los indultos, y la aceptación de ellos por parte de ERC, la fuerza que hoy preside la Generalitat y encabeza el campo independentista, son un éxito en sí mismo, y generan mejores condiciones para defender la unidad.
Apoyar cerradamente la decisión de conceder los indultos a los dirigentes independentistas condenados y encarcelados porque beneficia los intereses populares y nacionales, genera mejores condiciones para luchar por la unidad, en la defensa de nuestros intereses comunes frente a los recortes y el saqueo, y porque divide y debilita a las élites del procés, especialmente a sus sectores más agresivos y reaccionarios. Y hacerlo desde la misma posición con la que, en 2017, denunciamos el intento de imponer la ruptura a una mayoría de catalanes, con los manifiestos “1-0: Estafa antidemocrática” y “La DUI: imposición antidemocrática”.
Eduardo Madroñal Pedraza