Me atrevo a redactar estas líneas cuando parece que se han calmado los ánimos tras las pasadas elecciones madrileñas y cuando estamos a punto de entrar en un nuevo espacio de libertad tras haber dejado atrás el Estado de Alarma. Y mire usted por dónde me ha salido espontáneamente la palabra “libertad” que es el término al que pienso dedicar mi comentario. Y lo hago con infinito respeto porque, como dejó escrito Cervantes en El Quijote, “Por la libertad, así como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida”.
Es evidente que, en el corto espacio de un comentario como este, no es posible realizar un estudio con un mínimo de rigor sobre lo que piensan de la libertad todos los candidatos a ocupar un escaño en la Asamblea madrileña. Por eso, permítanme tan solo unas brevísimas pinceladas sobre lo que a mí me han parecido algunas de sus declaraciones.
Isabel Díaz Ayuso
Libertad, libertad, libertad, palabra sagrada que posiblemente sea la más sobresaliente en cualquiera de los grandes idiomas del mundo. Término que ha suscitado la mayor utilización y mayor disenso en todos los teóricos de la vida política. Sería tan interminable la lista que la resumo en muy pocos nombres. Confieso que para mí fueron Thomas Hobbes, (1588) al que todos consideran el padre de la filosofía política moderna y John Locke (1632), conocido como el “Padre del Liberalismo Clásico”, quienes despertaron mi curiosidad, siendo muy joven, por lo que llamamos la “teoría política”. Del primero fue su obra “Leviatán” la que más me impresionó. Al mismo tiempo que me desconcertó que fuera considerado el mejor definidor del absolutismo político. La libertad cruje cuando Hobbes enfrenta al Estado con la Sociedad Civil. Y me pregunto, ¿son estos principios fundamentales del liberalismo los que encierran el canto a la libertad que hemos oído a Isabel Díaz Ayuso?
Rocío Monasterio
Vox es un partido político español fundado a finales de 2013. Vox está calificado por especialistas como de ultraderecha o de extrema derecha, aunque algunos medios también lo sitúan simplemente en la derecha del espectro político. En orden al objeto de este comentario conviene resaltar que durante la campaña a las elecciones madrileñas el portavoz de Vox en el Congreso ha declarado al diario “ElPlural” que su formación siempre estará en contra de las "limitaciones de la libertad", aunque la candidata a la presidencia del gobierno madrileño afirmara en el debate a seis que ofreció TV que “sin seguridad no hay libertad”. Desde luego Benito Mussolini fue más contundente cuando afirmó que “Hay libertades: la libertad nunca existió”.
Ángel Gabilondo
John Locke, casi contemporáneo de Hobbes, tiene una concepción de la libertad que tal vez sea la más cercana a lo que hemos oído en la pasada campaña a Ángel Gabilondo. Locke que fue médico y filosofo inglés, inspiró con gran anticipación la teoría del contrato social e influyó positivamente en el pensamiento de Voltaire y Rousseau. Hay quien ve en los escritos de Locke la inspiración de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, así como de las diversas Declaraciones, debiendo destacar la Revolución Gloriosa de 1689 en la que se establecía que “las elecciones de los miembros del Parlamento deben ser libres”.
Mónica García Gómez
Mónica García acusó a la presidenta de comportarse como una "adolescente caprichosa" con su mensaje de libertad. Por esa razón afirmó que “Hacer que la gente salga a tomarse una caña no es sinónimo de libertad, es desahogo”. La candidata de Más Madrid ha comparado "la libertad sin responsabilidad con un coche sin frenos", lo que le ha llevado a apuntar que hay "muchas maneras de vivir a la madrileña”. Yo me atrevería a buscarle un punto de referencia a esta triunfadora de la noche electoral en John Stuart Mill (1806), filósofo, político y economista teórico del “utilitarismo” que siendo miembro de la Cámara de los Comunes fue objeto de constantes ataques por su apoyo a las medidas a favor de las clases menos privilegiadas y de la igualdad de derechos para la mujer.
Pablo Iglesias Turrión
A pesar de que ha sido el Partido Popular quien ha utilizado de forma constante la apelación a la libertad contra el peligro de que las izquierdas acabaran con ella si alcanzaban el poder, ha sido el partido Unidas Podemos quien se ha visto más veces interpelado por esta acusación: “Comunismo o libertad”. Lo que ha llevado al que hasta ahora ha sido su líder indiscutible a precisar lo que él entiende por libertad: “La libertad es que si tienen que operar a tu abuelo de un cáncer no hay nadie que por tener más dinero en una cuenta bancaria se pueda poner delante. La libertad significa que la sanidad, la educación o el derecho a moverte en un transporte de calidad no dependa de tu cuenta bancaria". Este mensaje tan sencillo como fácil de entender lo veo reflejado en Norberto Bobbio (1909), jurista y politólogo, seguidor de Hans Kelsen y Antonio Gramsci quien escribió que el concepto de libertad se refiere a “la facultad de realizar o no ciertas acciones sin ser impedido por los demás, por la sociedad como un todo orgánico o, más sencillamente, por el poder estatal”.
Qué pensamos los gitanos de la libertad
El concepto de libertad está tan arraigado en la conciencia de todos los gitanos y gitanas del mundo que supondría un reto de muy difícil consecución que cualquiera de los intelectuales citados en este artículo pudiera acertar a definirlo con precisión. La libertad es tan necesaria a la comunidad gitana que sin ella pereceríamos irremediablemente. Y si no hemos desaparecido ya es porque hemos generado los anticuerpos necesarios para no sucumbir a los ataques y a los genocidios que a lo largo de la historia han sufrido nuestros antepasados. A nadie se le ocurriría dedicar un tiempo de su vida a investigar por qué las personas necesitamos el aire para respirar. Es obvio. Si el aire no llega a tus pulmones, te mueres. Sin más. La libertad es el aire que necesitamos los gitanos para seguir vivos sobre la faz de la tierra.
Seguramente la mayoría de los gitanos de hoy no lo sabrían explicar, ni falta que les hace. Mi abuelo Agapito Heredia, era un gitano que yo me atrevería a definir como lorquiano. Alto, delgado, esbelto como una vara de mimbre, siempre ataviado con su sombrero de ala ancha. Se ganaba la vida con el corretaje que le daban quienes tenían un burro o una mula que vender y quien necesitaba una mula o un burro que comprar para su negocio. Era analfabeto total y nunca vio la necesidad de que sus hijos fueran a la escuela. Murió ya mayor, pero yo recuerdo, siendo muy niño, que él nos decía “Salud y libertad” cuando quería poner de manifiesto el mayor tesoro al que ineludiblemente debíamos aspirar.
Libertad. La libertad del Pueblo Gitano no es la de Isabel Ayuso, ni la de Rocío Monasterio, ni la de Ángel Gabilondo, ni la de Mónica García ni la de Pablo Iglesia ni la de Edmundo Bal. Nuestra libertad que engloba a la de todos ellos y a ninguna de las que ellos defienden en exclusiva, es la libertad de vivir con las menores ataduras posibles. Lo que no supone el rechazo de las reglas fundamentales indispensables para garantizar en democracia la convivencia con el resto de los ciudadanos. Lo dijo Montesquieu (1689) con absoluta claridad: “La libertad es el derecho de hacer lo que permiten las leyes”.
Algunos pensadores, como Norberto Bobbio, se han acercado lo suficiente al pensamiento gitano como para decir: “El Estado debe gobernar lo menos posible, dado que la verdadera libertad consiste en no verse obstaculizado por un exceso de leyes”. Aunque Albert Einstein (1879) fue más contundente al afirmar: “No creo en el sentido filosófico del término en la libertad del hombre. Cada uno actúa no solo según una coacción externa sino también según una necesidad interna”.
Al final, como por todo en la vida, tenemos que pagar un precio. Y el que los gitanos y las gitanas de todo el mundo tenemos que pagar es el de que se nos reconozca nuestro derecho a la libertad para seguir siendo gitanos. Pero, claro, como dijo José Martí (1853), apóstol de la independencia cubana, “La libertad, o está muy cara y es necesario resignarse a vivir sin ella, o a pagar el precio”. Los gitanos y las gitanas llevamos siglos pagando el precio de nuestra libertad y estamos dispuestos a seguir pagándolo el tiempo que haga falta para seguir siendo lo que somos.
Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya
Abogado y periodista