Lobos

«Homo homini lupus» (El hombre es un lobo para el hombre) es la frase utilizada por el filósofo inglés Thomas Hobbes en su obra «Leviatán» para referirse al hecho de que el hombre está en lucha permanente contra su prójimo. La frase no es más que la metáfora del animal salvaje que el hombre lleva dentro, que le induce a cometer barbaridades contra su propia especie.

Osos, leopardos, jaguares, hienas, leones… ¿Por qué Hobbes elige, de entre todos ellos, al lobo? ¿Hipérbole? En absoluto, elige al lobo porque es el animal más sanguinario de los carnívoros, el que mejor se ajusta a la idea que quería transmitir de ferocidad, malignidad, encarnizamiento y brutalidad. 

Todas esas características las representaba el lobo, que aparece definido como “mamífero carnívoro que ataca el ganado” y mata indiscriminadamente, no solo para alimentarse.

Existe actualmente un debate público sobre estos cánidos con ocasión de su inclusión en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, que generó un rechazo frontal por parte de las regiones del Noroeste, que albergan el 95 % de la especie.

Dicen los responsables de esta inclusión que no han hecho más que seguir los dictados de la ciencia y que han sido muy comedidos porque los ecologistas querían calificar a estos animales como “especie vulnerable”, con lo que el nivel de protección hubiera sido aún mayor. 

Estas afirmaciones me obligan a recomendar a quienes las hacen mi remedio contra los efectos de la moqueta: eau de cu (aroma de cuadra). 

Estos ecologistas de alfombra desconocen que, cuando el lobo mata una vaca, un caballo o una oveja, mata a Lucera, Sultán o Blanquita, respectivamente, porque los ganaderos consideran a sus animales miembros de la familia, hasta el punto de que les ponen nombres, lo que, por cierto, y según estudios fiables, aumenta la producción. 

Cuando suben al monte y “ven cómo están las tripas de uno fuera, la pata de otro arrancada, colgando, y otros muertos, deshechos completamente”, los acarician, se les escapa una lágrima y sufren en silencio. No se trata de pensar en la indemnización que, cuando llega, llega tarde y malpaga el valor material; se trata del dolor emocional que sufre toda la familia y, especialmente, los niños. 

A mayor abundamiento, según investigaciones recientes, los lobos son portadores de adenovirus, que causa hepatitis en los plantígrados; en fin, unas joyas.

¿Hay que exterminarlos? En absoluto, hay que encontrar el debido equilibrio entre lobos y ganaderos, pero priorizando siempre a los ganaderos como seres humanos que son, garantizando y poniendo a resguardo su medio de vida. 

No los empujemos a defenderse con los poco ortodoxos métodos del furtivismo y el veneno.

No se cuida lo que no se ama y no se ama lo que no se conoce.



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