Los países de América Latina alcanzan ahora la plena emancipación: dentro de poco se constituirá la CEALC, Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe. Después de siglos de colonialismo, dependencia, imposición o tutela de Norteamérica y de los países Ibéricos, América Latina despega para un alto vuelo, libres las alas de adherencias.
Amigos y aliados sí, pero ya no requiere ni acepta supervisores o centinelas continentales ni trasatlánticos. Como expresó nítidamente el Presidente boliviano Evo Morales, “Socios, sí. Pero amo, el pueblo boliviano”. Bastantes amos ajenos ha tenido. Bastantes multinacionales que se hacían con los recursos naturales, extracción incluida, y luego los nativos debían desplazarse a miles de kilómetros de distancia para enviar desde allí las “remesas” de su trabajo a las familias.
Las ayudas al desarrollo del Banco Mundial han sido un escándalo –como las prestaciones del FMI- porque las medidas draconianas de los “ajustes estructurales” comportaban la privatización, la reducción de los efectivos de personal y la realización de infraestructuras que, dada las situación profesional y técnica en los países prestatarios, llevaban a cabo los prestamistas.
Europa: escucha el consejo de los países hoy emergentes, ayer sometidos al sistema mercantil que ha fracasado estrepitosamente. Se trata de una quiebra sistémica. Es ahora preciso y apremiante escuchar el germinar de América Latina, con prestaciones de buena vecindad y gran calado social, como las que ha aplicado el Presidente Lula da Silva en Brasil: ni un brasileño sin educación, ni un brasileño sin frijoles.
Uniendo su voz a la del Presidente Morales, el Presidente Correa, de Ecuador, criticó la presencia y protagonismo del Banco Mundial, arguyendo que bastante daño había hecho “para que ahora venga a darnos lecciones”. Las políticas neoliberales del pasado, a juicio del Presidente ecuatoriano, son “fuente de retraso en Iberoamérica”.
El Presidente Evo Morales ha declarado que “el único camino para sustituir al neoliberalismo y al neocolonialismo es el neosocialismo”.
Escuchemos lo que ha dicho el Secretario General Iberoamericano, D. Enrique Iglesias: “Es una pena que el bloque europeo no haya mirado un poco más las experiencias de América Latina de los noventa y principios de esta década, cuando la región se sumergió en un periodo de privatizaciones, recortes sociales y liberalización de servicios que dejaron a la región debilitada”…
Y el Presidente de Paraguay añadió que aquel sistema “facilitó la fuga de capitales, la pérdida de nuestras riquezas naturales, la creación de una clase social privilegiada, el desempleo masivo, la inseguridad social, una gran masa de desheredados y la marginación de los indígenas”.
La excesiva austeridad no genera empleo. Es necesario “combatir la evasión fiscal y acelerar planes de estímulo”, concluyó el Presidente del Gobierno Español, D. José Luis Rodríguez Zapatero, con cierta nostalgia y tono propio de una bien conocida canción suramericana: “Tu que puedes, vuélvete”…
Amigos y aliados sí, pero ya no requiere ni acepta supervisores o centinelas continentales ni trasatlánticos. Como expresó nítidamente el Presidente boliviano Evo Morales, “Socios, sí. Pero amo, el pueblo boliviano”. Bastantes amos ajenos ha tenido. Bastantes multinacionales que se hacían con los recursos naturales, extracción incluida, y luego los nativos debían desplazarse a miles de kilómetros de distancia para enviar desde allí las “remesas” de su trabajo a las familias.
Las ayudas al desarrollo del Banco Mundial han sido un escándalo –como las prestaciones del FMI- porque las medidas draconianas de los “ajustes estructurales” comportaban la privatización, la reducción de los efectivos de personal y la realización de infraestructuras que, dada las situación profesional y técnica en los países prestatarios, llevaban a cabo los prestamistas.
Europa: escucha el consejo de los países hoy emergentes, ayer sometidos al sistema mercantil que ha fracasado estrepitosamente. Se trata de una quiebra sistémica. Es ahora preciso y apremiante escuchar el germinar de América Latina, con prestaciones de buena vecindad y gran calado social, como las que ha aplicado el Presidente Lula da Silva en Brasil: ni un brasileño sin educación, ni un brasileño sin frijoles.
Uniendo su voz a la del Presidente Morales, el Presidente Correa, de Ecuador, criticó la presencia y protagonismo del Banco Mundial, arguyendo que bastante daño había hecho “para que ahora venga a darnos lecciones”. Las políticas neoliberales del pasado, a juicio del Presidente ecuatoriano, son “fuente de retraso en Iberoamérica”.
El Presidente Evo Morales ha declarado que “el único camino para sustituir al neoliberalismo y al neocolonialismo es el neosocialismo”.
Escuchemos lo que ha dicho el Secretario General Iberoamericano, D. Enrique Iglesias: “Es una pena que el bloque europeo no haya mirado un poco más las experiencias de América Latina de los noventa y principios de esta década, cuando la región se sumergió en un periodo de privatizaciones, recortes sociales y liberalización de servicios que dejaron a la región debilitada”…
Y el Presidente de Paraguay añadió que aquel sistema “facilitó la fuga de capitales, la pérdida de nuestras riquezas naturales, la creación de una clase social privilegiada, el desempleo masivo, la inseguridad social, una gran masa de desheredados y la marginación de los indígenas”.
La excesiva austeridad no genera empleo. Es necesario “combatir la evasión fiscal y acelerar planes de estímulo”, concluyó el Presidente del Gobierno Español, D. José Luis Rodríguez Zapatero, con cierta nostalgia y tono propio de una bien conocida canción suramericana: “Tu que puedes, vuélvete”…