Todo lo que desprenda aroma a ejemplaridad me puede, me fascina. Es como la colonia de toda la vida.
En su día esparcían esa fragancia dos asturianos ilustres, Ignacio Prendes, como Vicepresidente Primero de la Mesa del Congreso, y Javier Fernández, Presidente de la Gestora del PSOE, y no me resistí a dedicarles sendos artículos monográficos.
Pero la historia de Asturias no solo la escriben nuestros políticos –muy pocos- sino que también contribuyen a ella los funcionarios que alimentan día a día con su dedicación y con su esfuerzo la maquinaria administrativa, por más que hoy por hoy el engranaje chirríe y pida a voces una renovación.
Florencia Talavera Salomón, más conocida como Flori, es, por su carácter extrovertido y próximo, la más representativa de esa generación de funcionarios provenientes de la extinta Diputación Provincial de Asturias al borde de la extinción -porque los años no pasan en balde-, que tienen el mérito de haber protagonizado el acontecimiento de más calado político y administrativo quizá desde la Reconquista: el nacimiento y consolidación del fenómeno autonómico.
Le tocó la máquina de escribir manual, la Underwood. la Olivetti, el papel de calco, el corrector, la máquina de escribir eléctrica con memoria de una línea, la eléctrica modernizada, los ordenadores mastodónticos y los actuales. También fue testigo de las centralitas de teléfono por las que entraban las llamadas externas y se canalizaban las internas, del nacimiento del teléfono móvil de proporciones gigantescas y de su progresiva jibarización.
Pertenece a esa generación que no dedica media jornada a mirar el calendario para combinar los moscosos, canosos y demás prebendas para conseguir un mes más de vacaciones, a esa generación para la que los expedientes son diamantes en bruto que hay que tallar con delicadeza porque detrás hay un ciudadano.
Nuestra protagonista asistió en primera persona y simbolizó el tránsito desde un ente local de funcionamiento impecable en el que jamás se dio un solo caso de corrupción a una administración que, merced a la libre designación, a la proliferación de altos cargos, de personal eventual y del sectarismo, se ha convertido en una chatarrería.
De su afán de superación, motivación, amor propio y sacrificio dan fe sus números uno en las dos oposiciones a las que se presentó.
Si conectar acertadamente con los demás, si adaptarse al contexto, si saber maniobrar, si tener la mente abierta, si ser optimista, eficiente y vital, si tener capacidad de convicción, son elementos que conforman un liderazgo carismático, nuestra homenajeada los aúna.
Ten en cuenta ahora en tu jubilación que cuanta más arena haya perdido el reloj de nuestra vida, más claramente vemos a través de su cristal.Y guarda siempre estas frases en tu mente: yo quiero, yo puedo, yo soy capaz.