El 19 de junio de 2014 el rey emérito, don Juan Carlos I, abdicó del trono de España en favor de su hijo el entonces príncipe don Felipe de Borbón y de Grecia. Dos días después juró la Constitución y se hizo cargo de la Jefatura del Estado dando así continuidad a la monarquía española. Una continuidad muy accidentada porque todos los monarcas españoles desde el año 1808, en que reinaba en nuestro país Carlos IV, han tenido que salir de España camino del exilio.
En la historia de España que yo estudié siendo un niño gracias a que mi madre gitana, analfabeta, tuvo la voluntad de llevarme a la escuela gratuita que los Hermanos de la Salle tenían en mi pueblo, aprendí que tras Carlos IV, ―influenciado por el afán conquistador de Napoleón, que acabó su reinado en 1808―, tuvieron que abandonar España tanto su hijo Fernando VII,―el Rey Felón que conspiró contra sus padres, derogó la Constitución de 1812, reinstauró el absolutismo y tras su muerte estallaron las guerras carlistas― como Isabel II que encontró acogida en Francia por parte de Napoleón III. Luego, tras la crisis del parlamento nacional que había roto la tradición borbónica ―por lo visto los españoles no sabemos vivir sin un rey― con el deseo de instaurar una monarquía constitucional nos inventamos en 1870 un rey italiano, Amadeo de Saboya, que duró hasta que se proclamó la Primera República española en 1873 y que duró menos de dos años. El bueno de don Amadeo tuvo que salir pitando hacia Turín, ciudad donde nació y donde acabó sus días.
Los dos reyes españoles que le siguieron, Alfonso XII y Alfonso XIII forman parte de la historia más reciente de España que los ciudadanos de mi edad podemos recordar porque nos la enseñaron en la escuela, cosa que dudo que se haga ahora a la vista de la inconcreción y evidente batiburrillo que en esta materia tiene el sistema educativo español. Son los tiempos que corren.
El primero de los dos salió de España siendo un niño con su madre, Isabel II, tras la revolución liderada por el Partido Liberal Progresista en cuya cabeza estaban Salustiano Olózaga y el general Juan Prim. Volvió a España con ella en 1874 una vez que el malagueño Cánovas del Castillo, líder de las fuerzas conservadoras, se cargara el primer intento republicano y restaurara la corona borbónica. Alfonso XII murió con solo 27 años a causa de la tuberculosis. Un año antes había muerto su esposa, Mercedes de Orleans, la de la famosa canción, con solo 18 años
Alfonso XIII, bisabuelo de nuestro actual rey Felipe VI, también tuvo que salir de España tras el triunfo republicano de las elecciones municipales de 1931. Y lo hizo voluntariamente, como lo ha hecho el rey emérito Juan Carlos I.
Lo que siguió al exilio de Alfonso XIII ya es historia contemporánea bien conocida por todos: primero un gobierno republicano que duró seis años; segundo, una guerra civil que duró tres y costó un millón de muertos entre españoles: tercero, una dictadura militar que se mantuvo en el poder durante 36 largos años y finalmente la implantación de un régimen de monarquía parlamentaria que ha traído a nuestro país el mayor periodo de paz social y prosperidad de su historia.
Las reinas de España en el exilio
Por seguir con la misma secuencia de los monarcas a que he hecho referencia anteriormente debo citar a María Luisa de Parma. La prometieron con Carlos IV cuando solo tenía 12 años y se convirtió en su esposa a los 13. Era prima carnal de su marido y ejerció sobre el rey una gran influencia. No es extraño que habiéndose casado con 13 años llegara a tener 23 embarazos. Le vivieron 14 hijos. Acompañó a su marido en su destierro a Francia y falleció en Roma reinando ya su hijo Fernando VII.
Las cuatro esposas de Fernando VII
Fernando VII tuvo cuatro esposas. La primera María Antonia de Nápoles fue Princesa de Asturias. Murió a los 21 años de edad tras sufrir un segundo aborto.
María Isabel de Braganza, hija de Carlota de Borbón, hermana del rey, fue la segunda. Se casó, pues, con su sobrina carnal en 1816, la cual, dos años después, en 1818, murió trágicamente, desangrada, mientras le hacían la cesárea de su hijo varón. El niño murió unos minutos después.
María Josefa Amalia de Sajonia fue reina consorte de España y tercera esposa de Fernando VII, cuando solo tenía 16 años. Se educó en un convento y se negó a tener relación íntima con el rey. Tuvo que intervenir el papa Pio VII para convencerla de que hacer el amor con su marido era una cosa buena y permitida. Falleció prematuramente de fiebres altísimas en el Palacio Real de Aranjuez.
María Cristina de Borbón-Dos Sicilias fue la cuarta y última esposa de Fernando VII. Además de reina consorte fue Regente del Reino durante algunos años de la minoría de edad de su hija Isabel II. Este rey, por lo visto, tenía predilección por sus sobrinas, pues María Cristina, 22 años más joven que él, era la hija de María Isabel de Borbón, hermana del rey.
Esta reina también conoció el exilio dos veces. La primera vez fue cuando el general Espartero le hizo renunciar a la Regencia porque ella se negó a reconocer un gobierno progresista. Huyó por el puerto de Valencia hasta llegar a Marsella. Pero no cesó en su actividad conspiradora hasta lograr que Espartero abandonara la regencia obligado por la sublevación militar encabezada por O’Donnell, Narváez y Prim.
Una vez proclamada reina Isabel II, su hija, vuelve a España de donde tuvo que salir definitivamente tras el golpe liberal de 1854. Se instaló de nuevo en Francia perdiendo la pensión vitalicia que le había concedido las Cortes.
Isabel II, cuyo mayor de sus infortunios fue haber nacido Reina
Así la califica Pérez Galdós. El 18 de septiembre de 1868, la Armada, amarrada en la bahía de Cádiz, ―una vez más Cádiz, inspiradora de tantas transformaciones políticas para la modernidad― hace posible el triunfo de la revolución. Isabel II, que se encontraba de vacaciones en Guipúzcoa, era destronada y marchaba al exilio en Francia. En 1870 abdica de sus derechos al Trono en favor de su hijo Alfonso y tras la Restauración de 1874, tanto Cánovas del Castillo como su propio hijo, Alfonso XII, consideraron que era preferible para la estabilidad de la Monarquía que ella permaneciese fuera del país.
La tatarabuela y la bisabuela del Felipe VI
De estas dos progenitoras de nuestro actual rey poco nuevo se puede añadir que todo el mundo no sepa. Como ya he dicho más arriba, Alfonso XII se murió un año después de que lo hiciera Mercedes de Orleans, la de la famosa canción, con solo 18 años. Animo a mis lectores a ver la película ¿Dónde vas Alfonso XII? Así como la segunda parte titulada ¿Dónde vas, triste de ti? que aborda los años siguientes a la muerte de la reina. Vicente Parra, Paquita Rico y Mercedes Vecino fueron los protagonistas de estas películas que vieron todos los españoles.
Victoria Eugenia Julia Ena de Battenberg, nieta de la Reina Victoria de Inglaterra, fue la princesa inglesa que se casó con Alfonso XIII. Aquel matrimonio fue un desastre y la reina vivió el exilio tras ser alejada del territorio del que era soberana y de su marido con el que solo tenía relación para engendrar a un nuevo príncipe o princesa. Tuvieron seis hijos siendo Juan, el quinto de ellos, padre del rey emérito Juan Carlos I. Estuvo fuera de España muchos años y no volvió a ella hasta que nació su bisnieto nuestro actual monarca.
¡¡Viva la Reina Sofía!!
Este comentario, si me lo permitís, lo dejo para mi próxima entrega. Porque doña Sofía de Grecia merece el mejor elogio que yo sea capaz de expresar.
Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya
Abogado y periodista