Se está negociando el nuevo presupuesto de la Unión Europea. Escribo "negociando" por lo que nos cuentan; pero, en realidad, no se si hay tal negociación o si, de lo que se trata, es una simple aceptación y conformidad de lo que otros deciden por nosotros.
Pedro Sánchez, nuestro Presidente del Gobierno, que anda por Bruselas, ya dijo que la propuesta de la UE para España es "altamente decepcionante". Básicamente, las mayores quejas se centran en los fondos de cohesión (financiación de proyectos relacionados con la sanidad, educación y medio ambiente, así como infraestructuras de transporte) y en los fondos destinados a la PAC (Política Agrícola Común), dicen que estos últimos quieren rebajarlos en un 14%.
Uno, en su ignorancia sobre el asunto, tiene que creer lo que nos transmiten sobre el saldo de 2.000 millones de euros favorable a España con relación a la Unión Europea. No se si ese saldo contable no servirá para nada más que para mantenernos con las manos atadas y sin capacidad para decidir lo que más nos conviene.
Setecientos mil agricultores y ganaderos españoles esperan estos días, con sus tractores en carreteras y calles, que el Gobierno haga caso a sus justas demandas. Posiblemente, esa maquinaria de gasto desproporcionado y burocracia que es la Unión Europea impida oír los motores de los tractores y, otra vez, nos tendremos que conformar con lo que nos den.