Gobierno, patronal y sindicatos están completamente de acuerdo: un trabajador por cuenta ajena, en España, ganando 950 euros al mes, puede vivir sin sobresaltos. El salario mínimo interprofesional sube 50 euros para este año 2020 con respecto al año anterior. El diálogo social está dando resultados, todos contentos, hasta los sindicatos apuntan que esta subida tendrá un impacto positivo en nuestra economía ya que el trabajador tendrá en sus manos 50 euros más para gastar, viajar, invertir o hacerse un plan de pensiones.
El salario mínimo en Alemania, Bélgica, Francia y Reino Unido sobrepasa los 1.500 euros; en Irlanda y Países Bajos supera los 1.600 euros; y en Dinamarca los 2.000 euros.
En donde más se nota el diálogo social en España -diálogo practicamente sin fisuras- es en el referido a los sueldos de nuestros representantes políticos y en las asignaciones a los diferentes grupos parlamentarios. Hoy sabemos, publicado en diversos medios, que en Asturias, por ejemplo, los salarios decididos para los diputados de la Junta General casi se duplicaron desde el año 2002. Entre ese año 2002 y el actual 2020 el incremento supone un 82 por ciento. En el mismo espacio de tiempo las asignaciones a los grupos parlamentarios se ha triplicado, teniendo en cuenta que en el año 2002 se les dotaba de poco más de 900.000 euros.
Un trabajador normal -más de dos millones de españoles entre los que hay miles de asturianos- según Gobierno, patronal y sindicatos está servido con 950 euros mensuales; un diputado de la Junta General del Principado para igual mal vivir cobra religiosamente más de 4.000 euros mensuales.
Y ¿qué decir del diálogo social en la deprimida banca española que está pasando por sus peores momentos?. El Banco de España ha estimado que las ayudas recibidas por el sector financiero ascendieron a 65.700 millones de euros, y calcula que el Estado (que somos todos) solo podrá recuperar entorno a los 14.000 millones.
Algunas entidades recibieron directamente esos 65.700 millones y todas recibieron el beneplácito -mediante diálogo social- para hacer y deshacer lo que les venga en gana: rebajas de sueldos, impago de horas extraordinarias, ajustes de plantillas, cierre de oficinas, peor atención y trato al cliente...etc. Pero el verdadero diálogo social en la banca -ejemplo para quienes en épocas de crisis buscan optimizar recursos y asumir responsabilidades tan directas como dolorosas- está en los blindajes de sus directivos exclusivamente por mantener su código ético y buen gobierno.
Entre los últimos años declarados, 2017 y 2018, los blindajes de los directivos de entidades financieras -para el caso de cese de actividad, movimientos corporativos, ofertas de compras, y similares varios y con gancho- se incrementaros en un 32 por ciento. En total la gran banca declaró blindados a 191 directivos, siendo significativos los incrementos habidos en Bankia (86 por ciento), pasó de 7 a 20; y en el Banco Sabadell (54 por ciento), pasó de 29 a 45.
Todos contentos: políticos, patronal y sindicatos. El diálogo social funciona y funciona a su medida; que no es la misma medida de la de aquellos a los que dicen proteger, emplear o representar.