Descarbonización clandestina

Esto del coste energético es una tomadura de pelo -una más- en toda regla. Dicen -yo ya no se si creerlo o no creerlo- que los españoles pagamos actualmente las tarifas eléctricas más altas de toda la mal llamada Unión Europea.
Aquí cuando llueve sube la luz porque llueve, cuando no llueve sube la luz porque no llueve, cuando sopla el viento sube la luz porque sopla el viento, y cuando hay calma chicha sube la luz porque no hay viento para mover las palas de las torres eólicas. Otro tanto pasa cuando hay o no hay sol y cuando está nublado, los paneles solares de las grandes multinacionales sufren y de una u otra forma sube el precio de la luz. En definitiva: tomadura de pelo, manipulación y robo luminoso a plena luz del día.
En Asturias -con la práctica totalidad de las minas de carbón cerradas y con el aviso de cierre, encima de la mesa, de todas las centrales térmicas- la deslocalización de las ya pocas grandes empresas que nos quedan, como consecuencia de los altos costes de la energía necesaria para su funcionamiento, parece un hecho irreversible con unos políticos incapaces, superados, manipulados y sometidos.
Cerraron nuestras minas, cierran nuestras centrales térmicas y el puerto marítimo más importante que tenemos, El Musel, cada día amplía los terrenos en los que opera Natural Mining Resources, una empresa suiza que se dedica al acopio de antracita -antracita de Siberia, que allí siguen las minas-, que empezó utilizando diez mil metros cuadrados y ahora anda por los cuarenta mil; pasando de las doscientas mil toneladas iniciales a más de seiscientas mil previstas.
Aunque estas importaciones de antracita, acopiadas en El Musel, dicen que se destinan a países de la cuenca mediterránea y el norte de África no sería de extrañar que también estén contribuyendo a la producción eléctrica de nuestras tambaleantes centrales térmicas, por falta de carbón
La dichosa descarbonización -que tanto nos afecta a los asturianos-, exigida por la Unión Europea para reducir los gases de efecto invernadero y que paralelamente obliga a modificar el modelo energético (el coste eléctrico, seguro, seguirá subiendo para no variar), está provocando grandes debates y hasta reuniones clandestinas.
Recientemente, en una parrilla de las afueras de Oviedo desde la que se puede contemplar las mejores vistas de la ciudad y en la que soplan buenos aires, estaban reunidos dos sindicalístas con el que fuera Presidente de HUNOSA, Juan Ramón García Secades, con el que fuera Director de Recursos Humanos, José María Iturrate, y con quien ocupó la Dirección General de Minería en la misma empresa estatal, José Luis Peón. La reunión, no exenta de una notable preocupación por el negro futuro que nos espera, fue monotemática: la descarbonización.
Reunión clandestina, pero ni los sindicalistas (de espaldas al comedor) ni los ex dirigentes de HUNOSA llevaban pasamontañas.  



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