Cambio de rumbo obligatorio

Son datos facilitados por Gestha, el sindicato de técnicos de Hacienda: en el ejercicio 2017 un tercio de los trabajadores asalariados en España figuraban, por sus salarios, por debajo del considerado umbral de la pobreza, y otros cinco millones de asalariados sufrían -pese al salario- "carencias materiales severas". Otro dato aportado por Gestha: entre los años 2010 a 2017 los salarios subieron en España una media de un 0,31%.
Coincidiendo prácticamente con ese mismo periodo, en este caso entre los años 2009 a 2018, y según información facilitada por las propias interesadas, las empresas no financieras del Ibex aumentaron la productividad por empleado un 45,3%. De las 31 empresas analizadas solo tres de ellas cayeron en productividad. Desde el año 2009, primer año de la crisis económica y en el que la productividad por empleado, en las firmas del Ibex que aportaron los datos, era de 252.000 euros, se pasó en el año 2018 a una cifra que superó los 366.000 euros. Las plantillas de esas empresas no financieras del Ibex solo disminuyó, en el periodo analizado, en unos 40.000 empleos, rondando el millón cien mil trabajadores.
En plena crisis económica, año 2013, el entonces presidente de la patronal CEOE, Joan Rosell, aplaudía los precarios "mini jobs" que llegaban a España como novedad y, por lo que vemos ahora, para quedarse indefinidamente. Al mismo tiempo del aplauso de Rosell se publicaban -referidos al año 2012- los ingresos de los 10 ejecutivos mejor pagados de las empresas del Ibex . Se daba la circunstancia que los agradecidos salarios "mini jobs" rondaban entre los 100 y los 300 euros mensuales; mientras, viviendo en el mismo país y supuestamente sufriendo la misma crisis, los incansables ejecutivos del Ibex ganaban ya 12.000 euros por minuto, las 24 horas del día y los 365 días del año.
En España durante años se vino destruyendo una clase media imprescindible para el mantenimiento de un estado de bienestar. Se aprovechó la crisis para desangrar salarialmente a los trabajadores mientras que la brecha social parece inacabable.
Un país con tasa de paro del 14% es insoportable; y una país en el que los asalariados no tengan un sueldo que les permita vivir con dignidad, es un país impresentable.



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