Por fin se celebró el primero de los dos esperados debates ante las cámaras de Televisión Española. Un debate bien dirigido por el veterano periodista Xavier Fortes quien supo manejar sin acritud y con elegancia a los cuatro invitados: Pedro Sánchez, líder del PSOE; Pablo Casado, líder del PP; Albert Rivera, líder de Ciudadanos y Pablo Iglesias líder de Unidas Podemos.
Eché en falta un toque femenino, esto es, la presencia de alguna periodista que en cuanto a dirigentes los partidos en su cúpula siguen estando en manos masculinas. Tres de los invitados, al fin y al cabo, los jefes de los partidos constitucionalistas, perfectamente trajeados, al estilo de vendedores de "El Corte Inglés" mientras el cuarto, Pablo Iglesias, si corbata ni chaqueta, con un aire más informal pero no exento de emoción dialéctica para lo que echó mano, y echó en cara a sus compañeros de coloquio, de un ejemplar de bolsillo de la Constitución española restregando a sus oponentes artículos que no se cumplen y que deberían de cumplirse antes de cómo otros piensan, meterse en el fregado de una reforma de la misma.
Los cuatro generales de la política parlamentaria mantuvieron el tipo, se lanzaron puyas, y solo Pedro Sánchez, el más flojo en mi opinión, se acordó de citar a los ultraderechistas de Vox además de en un momento dado agradecer también la colaboración de Podemos para llegar a La Moncloa lo que a Pablo Iglesias no debió parecerle bien puesto que a partir de tal afirmación realizó unas cuantas sacudidas al jefe del Gobierno y de los socialistas que descolocaron a Pedro Sánchez a quien noté envarado y sin una gran capacidad de reacción ante los ataques principalmente de Pablo Casado y de Albert Rivera, no entrando al juego del problema catalán si bien fue rotundo al afirmar que no permitirá referéndum ni acción alguna que no esté dentro de la Constitución.
Los más duros ataques a su política corrieron a cargo de Albert Rivera, nada más iniciarse el programa, además de no entrar al trapo envenenado que le planteó Pablo Iglesias respecto si hay alguna posibilidad de un pacto futuro entre el PSOE y Ciudadanos. Pedro Sánchez, quien pasado mañana dará mitin en Gijón, se cansó de llamar mentirosos a los colegas del PP y CS, calificándoles con sorna como "detectores de verdades" por la permanente negación que hacían a los logros de su gobierno. Pablo Iglesias, por el contrario, se manifestó dispuesto a pactar gobierno con el PSOE aunque no logró obtener respuesta de Pedro Sánchez respecto a si hay posibilidad alguna de que el PSOE pacte en su momento con Ciudadanos.
Como estaba previsto, en definitiva, fueron tres espadachines contra el líder socialista quien se aferró a prometer que España tiene que ir hacia delante por el camino de la justicia social, apuntillando la intervención con la frase de que "la ultraderecha en España es terrible". Fue Albert Rivera quien más se refirió al problema catalán y a los independentistas, afeando constantemente a Pedro Sánchez su pasteleo con Torra y compañía.
Digamos que a este primer debate, ahora toca repetirlo en "La sexta" y "Antena Tres", podemos calificarlo de juego de florete. Para mi el mejor fue Pablo Casado seguido de Pablo Iglesias y Albert Rivera, que hasta nos enseñó su modelo de lo que será tarjeta sanitaria nacional, bandera incluida, para aplicar sin cortapisas en los primeros cien días, gobierna, en cualquier lugar del territorio español, cerrando la valoración Pedro Sánchez a quien no note cómodo aunque si sabiéndose en posesión de la mejores cartas de la baraja cara al domingo. No cantó las cuarenta pero lleva camino de hacrlo.