Como presidente del partido, me corresponde hoy la honrosa tarea de presentar a todos las listas al Congreso y al Senado, avaladas por 17.565 firmas, que FORO ha elaborado para concurrir a las próximas elecciones generales del próximo 20 de noviembre en Madrid.
Como hicimos en las pasadas elecciones autonómicas y municipales, el criterio que nos ha guiado no es otro que hacer presente a la sociedad misma en las listas que proponemos, para que los ciudadanos nos renueven su confianza. Mientras otras fuerzas políticas tienen por inicial de sus siglas la P de Pasado, y hacen honor a ella con unas listas de personas agotadas y desgastadas por las nostalgias o los reciclajes, nosotros llevamos con orgullo la F de Futuro reflejada también en este gran equipo innovador compuesto por candidatos y candidatas pletóricos con el que vamos a promover la recuperación de nuestra querida tierra mediante una política nueva, protagonizada por ciudadanos comprometidos que acceden a la política con vocación de servicio, en contraposición a los que aspiran a convertir en oficio la vida pública. Son, a fin de cuentas, personas que quieren aportar a la defensa de los intereses colectivos sus conocimientos y su experiencia en diversos ámbitos de la actividad social. Sus trayectorias profesionales, funcionariales, laborales, empresariales o docentes reflejan fielmente nuestra vocación de representación de la sociedad, que es una garantía previa de buena salud democrática, y aportan ideas y energías renovadoras, que son el mejor revulsivo contra la tendencia al inmovilismo y al parasitismo que esterilizan a los partidos, y frenan el progreso de la sociedad.
Nuestro afán de regeneración de la política española pasa por la limpieza y la transparencia en la defensa de los intereses generales. Para llevar a buen puerto ese objetivo nuestras listas han abierto sus puertas a estos profesionales de distintas actividades y oficios, a personas que son pueblo llano y pueblo sabio y pueblo comprometido. Una mujer o un hombre que ejerce la docencia universitaria o el derecho o el deporte o cualquier oficio manual o una gerencia o la medicina tiene mucho más que aportar a los demás que quienes, sin más conocimientos que la “cocina” de su partido y sin más habilidades que la de mover los hilos en los sótanos de las siglas de su grupo, se intentan perpetuar en la vida pública convirtiéndola en el único “modus vivendi” que figura tercamente en sus biografías.
Para nosotros tiene una especial importancia la palabra como herramienta para el entendimiento. Y, aunque en un principio os sorprenda, os voy a leer unos versos que hablan de la palabra:
“La palabra del hombre, honradamente
pronunciada, es hermosa, aunque oscura,
es clara aunque aprisione
el terror venidero.
Hagamos entre todos la palabra
grácil y fugitiva que salve el desconsuelo.
Como burbuja leve la palabra
se alza en la noche, y permanece
cual una estrella fija entre las sombras”.
El autor de estos versos es el poeta Carlos Bousoño Prieto, de idéntica ascendencia asturiana que su homónimo y candidato número 1 de FORO al Congreso que acaba de intervenir. Por eso quiero rendir homenaje a esa feliz coincidencia de dos ciudadanos madrileños que son, sin duda, personas de mucha valía. Pero lo tuyo, en esta hora, Carlos Bousoño Calzón, no es el verso sino la prosa; la prosa apasionante de la áspera realidad, aunque siempre los poetas deben ser apreciados y respetados porque engrandecen el horizonte y alivian el corazón.
Son muchas las personas que se manifiestan en esta áspera realidad contra del bipartidismo político en España, y lo atribuyen a los efectos del sistema electoral. Ni soy anti casi nada, ni estoy de acuerdo en culpar al que no es responsable, como es una ley electoral. Los que no les guste el bipartidismo deberían de ser consecuentes y usar responsablemente ese arma cívica tan formidable que es el voto. En cinco meses, los asturianos hicieron saltar por los aires el bipartidismo enfermizo que atenazaba el futuro de la región. Bastaron cinco meses para cambiar la escena política asturiana. ¿Por qué no es posible repetir lo mismo en la escena política española? Sé que es difícil porque falta poco más de un mes para las elecciones y los interesados profetas del bipartidismo, como receta única y fatal de la vida política española, volverán con la monserga del voto útil, con esa cantinela sin matices y de ópera bufa según la cual fuera de los partidos cuyas siglas comienzan por P del Pasado… no hay salvación. ¿Y todavía se atreven a hablar de voto útil quienes han practicado en los últimos siete años, hasta el empobrecimiento y la desesperación de la sociedad, las políticas más inútiles de la Democracia española?
El verdadero voto útil para un ciudadano libre es el que promueve valores como el trabajo, la inteligencia, la confianza en el futuro y la honradez. Ese sí es un voto útil, y no repartirse la túnica de la que han despojado a la ciudadanía para su propio provecho, para su particular utilidad. En la primera acepción de la palabra útil, el Diccionario de la Real Academia define: “Que produce provecho, comodidad, fruto o interés”. Ahí se basa, sin pudor alguno, la doctrina de los predicadores del voto útil, con el matiz nada anecdótico de que entienden ese “provecho, comodidad, fruto o interés” del que habla el Diccionario, como realidades efectivamente útiles…, pero para ellos, para los del bipartidismo concebido como coto cerrado a los competidores, y no para la sociedad que intentan manejar y domeñar para perpetuarse en el alcanfor rancio del turnismo político: ése que entiende que cada cuatro años aparecen en escena una tarta, en mejor o peor estado, y dos voraces comensales que, de tanto repetir el banquete, se han hecho amigos y socios, y solo hablan de fútbol en sus conversaciones. Contra esa degradación del poderoso valor del voto personal e intransferible nos rebelamos porque de votos útiles frustrantes están llenos los cementerios de las realidades más amargas de nuestra democracia.
Si en las elecciones autonómicas y municipales del pasado mayo pedíamos la confianza casi como un acto de fe, puesto que FORO aún no había salido a la palestra de los gobiernos autonómicos o de los ayuntamientos, ahora los españoles, después de muy pocos meses, ya tienen elementos objetivos de juicio para constatar que estamos cumpliendo lo que prometimos. Estamos cumpliendo con exactitud y decisión la palabra que dimos a los ciudadanos en nuestro programa electoral. Y queremos continuar en esa misma línea, expandiendo la onda de nuestra acción, desde el Congreso y el Senado donde se diseñan las líneas maestras de la vida nacional. Porque amamos Madrid y España, no nos hemos resignado ante una apasionante oportunidad de participar en las grandes decisiones que marcarán en los próximos cuatro años el rumbo nuestra gran nación.
La política española necesita un cambio de rumbo radical, y la mayoría de los españoles estamos seguros de que el próximo 20 de noviembre se va a producir el necesario cambio de gobierno en España. Pero al mismo tiempo que no se duda de quién va a ganar, muchos españoles no nos fiamos de cómo se va a gobernar en los próximos cuatro años. Y este interrogante es el gran reto que tenemos ante nosotros los asturianos y los españoles en estas elecciones generales para asegurar nuestro futuro y no tener que arrepentirnos de otro gran fracaso como el que se derivó de las elecciones del año 2008.
En Madrid hay muchos motivos para estar preocupados por el presente y el futuro de la Comunidad. A pesar del dinamismo de la economía regional reflejado en las tasas de crecimiento y de renta per cápita hay 485.000 personas paradas, con tendencia a aumentar. En este escenario, la deuda pendiente del Estado con la Comunidad de Madrid que deja el Gobierno del Sr. Zapatero alcanza los 3.000 millones de euros:
-938 M€ en Sanidad
-638 M€ en otros Servicios
-1.000 M€ por anticipo del Fondo de Competitividad
-380 M€ de la Ley de Dependencia
-120 M€ en compensación por exenciones del Imp.Trans. Patrim.
Esta deuda deriva, fundamentalmente, de un sistema de financiación injusto que perjudica a unas comunidades autónomas frente a otras por el color político -donde Madrid ha sido la más perjudicada- y del incumplimiento de compromisos por el Gobierno central.
En 2009 el gobierno socialista se inventó el término “usuario equivalente” que implica no contar a todos los madrileños a la hora de calcular la financiación que debía recibir la región. En la práctica, deja fuera a 600.000 madrileños, lo que afecta fundamentalmente a la Sanidad y a otros servicios. En total, 1.576 millones de euros.
Además, la decisión arbitraria de no transferir a la Comunidad el Fondo de Competitividad supone otros 1.000 millones de euros. El gobierno de España también se comprometió a compensar con 120 M€ determinadas exenciones que Madrid aplica en el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP). La Ley de Dependencia prevé que, una vez descontada la participación del usuario en el coste de los servicios, el Estado central debe aportar el 50% del coste. Sin embargo, en el caso de Madrid, la aportación estatal es del 24%, menos de la mitad de lo que debería.
A esta deuda financiera cabe añadir la falta de inversiones nuevas en infraestructuras de transporte en la Comunidad de Madrid, el conocido “cero zapatero” en obra pública nueva, que ha denunciado públicamente, una y otra vez, el gobierno regional.
Se trata de una política premeditada de asfixia financiera, que se suma al reparto injustificable de fondos que favorece siempre a determinadas Comunidades, y que lleva a que en España haya ciudadanos de primera y de segunda, en función del lugar de residencia, en contra del principio de igualdad, de cohesión y de equilibrio territorial.
En la campaña electoral los partidos de la P de Pasado apenas discutirán sobre alternativas de crecimiento y de creación de empleo porque el posibilismo europeo se ha impuesto a las viejas utopías de los partidos liberales y socialdemócratas, y la llamada “gobernanza” no es otra ideología nueva sino que representa la tercera vía que reclamaba nuestro Permio Príncipe de Asturias, Anthony Giddens, sustentada en un programa de reformas para impedir los desequilibrios financieros, para corregir los déficits incontrolados como los provocados por el gobierno del Sr. Rodríguez Zapatero y del Sr. Rubalcaba en los últimos 4 años, y para proteger las políticas sociales básicas en la transición del Estado del Bienestar hacia el Estado Emprendedor. FORO nació hace diez meses con las señas de identidad de la tercera vía reformista y europeísta escritas en sus Estatutos, y no tenemos que violentar la Constitución española para aplicarlos en nuestros programas.
Eliminada del debate la política económica, la izquierda centrará su campaña, como se puede comprobar en Madrid todos los días, en los supuestos recortes del llamado gasto social y en las subidas de impuestos que tienen dos curiosas particularidades. La primera es que la principal causa del desbordamiento del gasto social es la cobertura del desempleo que su política irresponsable ha provocado, y a la que solo se podrá poner freno mediante la creación de empleo. La segunda es que la sanidad, la educación y el bienestar social son competencias de las comunidades autónomas que acaban de superar el examen en recientes procesos electorales que han dado y retirado la confianza a unos programas de gobierno que la izquierda derrotada en las urnas quiere imponer en la calle. Los españoles y los madrileños tienen que tomar buena nota de estas maniobras de distracción tan reprobables como oportunistas.
En cambio, los partidos de la P del pasado no hablarán del gran problema que ocasiona graves perjuicios a la confianza de España en el exterior y a la cohesión de España en el interior. Me refiero al problema del Estado de los Nacionalismos en que ha derivado nuestro Estado de las Autonomías, con las secuelas de unas dificultades insólitas en Europa para que España pueda contar con una política nacional solvente y firme, y para que se puedan corregir las discriminaciones favoreciendo la convergencia entre todas las Comunidades Autónomas. Los españoles tenemos a la vista todos los días la escena en las Cortes Generales resumida en unos debates asimétricos sobre el discurso del gobierno y de su partido, enfrentado sistemáticamente a cuatro discursos nacionalistas –gallego, vasco, catalán y canario- que le reclaman menos España, y ante cuya presión, tarde o temprano, termina haciendo concesiones, si no las ha hecho previamente, como acaba de ocurrir con la inmersión lingüística catalana que ahora el PP considera un éxito y que no va a ser una prioridad en su programa. Para nosotros, para FORO, sí, porque no es aceptable la construcción de una nueva frontera interior en España, basada en la imposición de una lengua sobre el idioma común que hablan en el mundo casi 500 millones de personas.
FORO tiene como lemas en esta campaña “Más Asturias, mejor España”, “Más Madrid, mejor España”, que se resumen en “Más FORO, mejor España” porque creemos en la suma y no en la resta. Pensamos que España se construye sumando compromisos comunes y esfuerzos compartidos, y no restando fortaleza al Estado o exigiendo ventajas de unos territorios a costa de otros. En FORO no queremos que una Comunidad sea más que otra, y tampoco que una sea menos que las demás, como ha ocurrido en Madrid o en Asturias demasiadas veces en los últimos siete años. También figura como principio básico de nuestra acción política en nuestros estatutos.
Quienes representamos a FORO ya hemos demostrado con los hechos que jalonan nuestra trayectoria pública que somos personas de fiar y que cumplimos lo que prometemos, cuando recibimos la confianza de los ciudadanos para gobernar. La nueva política española necesita un Grupo Parlamentario propio en las Cortes Generales de España que nos represente y que defienda las decisiones adecuadas, sin complejos ni equidistancias, un compromiso que solo FORO puede ofrecer en el momento de pedir la confianza. España también necesita el Grupo Parlamentario de FORO para que actúe de contrapeso de las presiones nacionalistas y asegure la fortaleza del Estado, premisa básica de la política nacional que necesitamos para garantizar la cohesión territorial, sin discriminaciones, entre todas las Comunidades Autónomas.
Aquí están las personas de fiar que encarnan este proyecto escrito con F de Futuro y F de FORO, y que harán posible la constitución de un grupo parlamentario propio al servicio de Asturias y de España para defender, como rezan nuestros Estatutos, “el progreso político, económico y social de España, de sus Municipios y de sus Comunidades Autónomas, sin privilegios ni discriminaciones por razones de historia, población o riqueza”.