La recuperación económica no llega a la mayoría porque el 77% de la riqueza que se crea está bajo el control y al servicio de una ínfima minoría: bancos, oligopolios, grandes fortunas oligárquicas y el capital extranjero; y una porción cada vez menor llega a las clases populares. Solo redistribuyendo la riqueza podremos salir de la crisis.
Los pensionistas en el presente y en el futuro son los primeros que tienen que percibir la redistribución. Son los más débiles y a su vez quienes con su trabajo y su vida han levantado el país. Hay que blindar las pensiones en la Constitución, para mantener y aumentar su poder adquisitivo, prohibiendo que se congelen, recorten o privaticen. Ya hay recogidas cerca de 2 millones de firmas exigiéndolo.
Subir los salarios atajando el atraco a las rentas del trabajo. No es de recibo que los altos ejecutivos de la banca y los oligopolios ganen una media de 4,2 millones de euros anuales, 280 veces el sueldo medio de un mileurista. Hace falta una redistribución salarial. Ningún salario por debajo de 1.000 euros netos al mes. Y nadie por encima de 10.000. Poner también un salario máximo para destinar una parte a la redistribución y que los que más ganan destinen una parte a los que menos. No hace falta que el Estado subvencione. E igualdad salarial para hombres y mujeres.
Reducir el paro por debajo de 7%, creando 2 millones de empleos productivos y de utilidad social, de calidad y con derechos, vinculados a la reindustrialización y el desarrollo de energías renovables. Crear un Fondo Especial de Fomento del Empleo de 100.000 millones de euros recuperando el dinero del rescate bancario, aportados por la Bankia pública y los bancos que se han beneficiado y se han quedado con las cajas de ahorro y el dinero de los rescates.
Acabar con los recortes y defender la sanidad y educación públicas, la ciencia y la cultura; para recuperar las plantillas, los servicios cerrados, acabar con los copagos, anular las subidas de tasas y recortes de becas, restablecer los programas sociales relacionados con la Educación: becas comedor, transporte, libros de texto… Así como establecer un único IVA cultural reducido al 4%. Reducir un 20% los gastos del Estado, acabando con los gastos superfluos e innecesarios, los privilegios de la clase política y erradicando la corrupción; y destinar ese ahorro (más de 25.000 millones de euros) a planes sociales.
Empezar por un Plan para erradicar la pobreza infantil, que en España afecta a 2,2 millones de niños. Seguir con un Plan de Urgencia, Solidaridad y Reintegración Social que garantice una renta básica a todas las familias, los servicios básicos de luz y agua en todos los hogares y detenga los desahucios.
Dotar de recursos económicos y humanos suficientes para luchar contra la violencia machista en el marco del Pacto de Estado contra la violencia de género.
Crear una gran banca pública para convertirla en un motor de la inversión productiva, la reindustrialización, la creación de empleo y el crédito a bajo interés a pequeñas y medianas empresas y a las familias.
Detener la privatización de Bankia. Partir de ella y recuperar 50.000 millones de euros de los bancos que se han beneficiado del rescate bancario para crear el gran banco público que nuestro país necesita para romper con la dependencia del capital extranjero y reindustrializar el país, invirtiendo en la modernización de nuestro tejido productivo y en industrias y sectores vinculados a las nuevas tecnologías, las energías limpias y renovables.
Llevar adelante una Reforma Fiscal progresiva para que paguen más quienes más riqueza acumulan y de acuerdo a su nivel de beneficios. Acabar con los privilegios fiscales de bancos, oligopolios y multinacionales por los que apenas tributan un 7% de sus beneficios, mientras que un trabajador destina de media un 43% de su salario a pagar impuestos. Elevar el Impuesto de Sociedades para que paguen un 50% sobre beneficios. Y que las grandes fortunas y rentas superiores a 500.000 euros anuales paguen un IRPF del 75%.
Una política ecológica que impulse un desarrollo sostenible, basado en el cambio de modelo energético y la lucha contra el cambio climático, para desarrollar una economía nacional independiente de las energía fósiles y el petróleo extranjero. Una economía sostenible, moderna y tecnológicamente avanzada, basada en las energías limpias y renovables, la investigación científica y su capacidad para crear cientos de miles de empleos en estos sectores. Cierre completo de las centrales de carbón. Un calendario para el cierre de todas las centrales nucleares.
Acabar con el atraco de la deuda que estrangula nuestra economía, tiene hipotecado el país y comprometido el futuro. Los intereses de la deuda son una soga al cuello de todos los españoles. En los últimos cinco años hemos pagado casi 160.000 millones de euros solo en intereses, 32.000 millones cada año, que se llevan los bancos, principalmente la banca extranjera. El dinero de la deuda no se ha destinado ni a la sanidad, la educación, los salarios o las pensiones que se han recortado, sino a rescatar a los bancos, las eléctricas y las constructoras.
Es necesaria una moratoria en el pago de la deuda, mientras la economía no crezca por encima del 3% y el paro baje del 10%. Y una auditoría ciudadana independiente para determinar qué parte es ilegítima y que la paguen quienes se han beneficiado de ella. Derogar la reforma laboral, responsable directa de la precariedad y los bajos salarios. Las reformas laborales de Zapatero (2010) y Rajoy (2012) han sentado las bases para cambiar el mercado laboral. Han profundizado la precariedad laboral al generalizar la contratación temporal y a tiempo parcial. Han contribuido a la rebaja de los salarios y al despido libre, permitiendo las dobles escalas salariales, primando los convenios de empresa sobre los convenios sectoriales, recortando las indemnizaciones por despido y ampliando las causas de despido. Y han recortado los derechos laborales. No basta con derogar la reforma de Rajoy, aunque sea la más perjudicial, hay que derogar las dos, que se complementan.