Para muchos ciudadanos de la capital Oviedo necesita un electrochoque tras una legislatura que para muchos está perdida y es que los grandes retos que desde hace años tiene planteados la capital de Asturias, área metropolitana aparte, seguirán pendientes a partir de mayo en que contaremos con un nuevo gobierno municipal.
El cierre del centro comercial Modo, mas conocido como el Calatrava, es para mi determinante de la crisis que vive nuestra ciudad, perdida ya su condición de ciudad de congresos a favor de Gijón, donde grandes complejos de restauración están saliendo a subasta en los tribunales, el comercio minorista agoniza, y la mejora general de la ciudad brilla por su ausencia. Como bien dice Ramón del Fresno, presidente de la Asociación de vecinos del barrio de El Cristo, ejemplo como el que más de la crisis, así no se puede seguir. Los terrenos del antiguo HUCA, la plaza de toros, el cuartel de la Policía Nacional, todo sigue igual de abandonado mientras un día sí y otro también cierran los pequeños comercios.
Pero no es solo la crisis del complejo de Calatrava del que en mi opinión solo se salva su excelente aparcamiento, la que golpea la ciudad. Problemas en el Auditorio, problemas en el nuevo Carlos Tartiere, olvido del prerrománico, proyecto de bulevar non nato, solución a los terrenos de la antigua fábrica de armas de La Vega pese a los esfuerzos del alcalde Wenceslao López con el Ministerio de Defensa, pasarela de unión de las dos estaciones, ferrocarril y autobuses, apertura del Escorialín, del bar del parque de invierno, solución al complejo del Asturcón con un proyecto circulante como probable ciudad del tenis, o del motor, pero sin más, vigilancia de las canteras que Arcelor Mittal tiene en la parte norte de nuestro emblemático monte Naranco, y que se lo están cargando, atención a zonas como San Claudio cuyas empresas históricas, la fabrica de Loza, la fundición, etc. hace años que son historia, polígono de Olloniego, en plena decadencia; la Manjoya, lo mismo. Creo que nadie discute que cada vez a Oviedo le falta más punch. De lo proyectado en los últimos 30 años, creo que solo pasa el rubicón la ubicación del nuevo hospital aunque quizás hubiera estada mejor situado en la zona de la Manjoya mientras el Carlos Tartiere nunca debió de moverse de Buenavista.
El campo de San Francisco es el ombligo de la ciudad y se encuentra sucio y abandonado con un quiosco de la música que lleva camino de eternizarse en su remodelación. La promoción de la capital allende Pajares es nula y los muchos hoteles aquí situados se resienten ante la crónica baja ocupación. Menos mal que la verdaderamente única promoción que tiene la Oviedo una vez al año, la entrega de los premios Princesa de Asturias, salva algo la cara a la ciudad. Da igual que la gigantesca estatua del Corazón de Jesús en lo alto del monte Naranco aplauda mirando a Gijón, el caso es que Oviedo se ha convertido en una ciudad gris a medio gas de sus posibilidades y espero que ello se corrija a partir del 26 de mayo próximo.
Artículo éste que, por supuesto, que dedico a los candidatos a la alcaldía en las próximas elecciones municipales.