No puedo por menos que dirigirme al concejal de tráfico del ayuntamiento de Oviedo, el socialista Ricardo Fernández, uno de los miembros más efectivos del tripartito, para expresarle mi preocupación sobre la enorme columna con ojo de halcón en su cúpula colocada para controlar la circulación en plena calle donde se unen las de Uría, San Francisco, Fruela y Santa Cruz y es que sin entrar a valorar la necesidad de la misma así como su estética en pleno corazón de la ciudad, me sorprende y preocupa ver cómo no se ha colocado en su base elemento alguno de advertencia al conductor, bien con un pequeño vallado, bien con luces rojas intermitentes.
Tal como está el enorme poste cualquier día o noche un conductor despistado puede tragárselo, derribándolo incluso y pudiendo producir por tanto daños irreparables, incluso en personas. Es un punto caliente de tráfico, preocupándome principalmente los vehículos que bajan por la calle Santa Cruz para tomar Uría o Fruela y que se encuentran con el poste metálico en medio de la vía. Creo, por tanto, que el concejal de tráfico debe de tomar medidas de señalización del mismo y que no tarde tanto como con la reapertura de El Escorialín, camino del libro Guiness, superando incluso a la tardanza en terminarse las obras de El Escorial.
Leo en "La Nueva España" que Gijón se está poniendo de moda como sede de congresos y convenciones y eso que no tiene palacio de congresos, ganando por tanto la partida a Oviedo, para muchos ciudadanos, capital triste y poco promocionada. Puede ser que ello ocurra puesto que me entero que dentro de unos meses la villa de Jovellanos será sede de un congreso internacional de peluqueros al que acudirán más de dos mil, han leído bien, profesionales de todo el mundo. Ayer precisamente acudí a la fiesta de un buen amigo, Manuel Louzao, presidente de la Asociación de Vecinos de La Providencia, que con motivo de cumplir 70 años, 214 si añadimos también el cumple de hijos y nietos, lo que hizo el buen hombre fue reunir a un centenar de familiares, los Louzao, asturianos y gallegos, así como amigos entre los que se encontraba el concejal local Manuel Arrieta. Para dar más empaque a la fiesta actuó el ilusionista ovetense José Armas, director precisamente de la Semana Mágica que cada año en diciembre se celebra en el Teatro Jovellanos, y a quien curiosamente el concejal de cultura de Oviedo, Roberto Sánchez Ramos, le tiene vetado, no solo incapaz de ofrecerle el Teatro Campoamor para que celebre en él una de sus excelentes actuaciones sino también contra programando con unas jornadas de ilusionismo en Oviedo la semana mágica gijonesa.
Mañana dimite de su actual cargo de presidente del Centro Asturiano de Oviedo Alfredo Canteli, que como ya es público y notorio encabezará la candidatura del Partido Popular a las elecciones para el ayuntamiento de Oviedo el próximo mayo. Quedará al frente de este histórico club social, tiene más de 90 años y el más importante de Oviedo con más de 17.000 socios, el vicepresidente primero José Manuel Granda. Supongo que pronto habrá elecciones, ocasión para que el socialismo local intente hacerse con la presidencia de este club, una de las joyas de la corona ovetense, lo que ya intentaron tiempo atrás sin éxito, a la vista están las continuas victorias de Alfredo Canteli y su equipo. El ahora aspirante alcalde no descarta, siguiendo los deseos de Pablo Casado, pactar con otras fuerzas de la derecha y a lo mejor surge la posibilidad de que la gente de Foro se integre en su candidatura y le apoye, no olvidemos la excelente relación que hay entre Francisco Alvarez-Cascos y Pablo Casado que viene de cuando el primero era vicepresidente del gobierno de la nación y el segundo jefe de gabinete de José María Aznar. Además la plataforma "Oviedo 21" que promueve Foro para el ayuntamiento no acaba de despegar en mi opinión.
Por cierto, observo que desde hace unos días está echada la persiana del mítico establecimiento hostelero de la antigua Goleta en la calle Covadonga y que hace unos meses había reabierto el hostelero Quico. Me temo, pues, que ha tirado la toalla. Una lástima.