No es fácil comenzar el año sabiendo que nunca más vamos a poder disfrutar de sus cálidos abrazos, ni de su eterna sonrisa, ni de sus razonados consejos. No será fácil iniciar 2019 con la pérdida de uno de los grandes impulsores de la historia presente de Avilés. Un hombre insustituible que hoy forma parte indiscutible de nuestra historia. Porque la historia la construyen aquellas personas que poseen la capacidad, la audacia, la inteligencia y la valentía de imaginar nuevas formas de concebir y de transformar la sociedad. Y en la trayectoria democrática de Avilés hay una persona que representa mejor que nadie a este escueto pero imprescindible grupo de personas: Manuel Ponga Santamarta.
Manolo, primer alcalde democrático de Avilés, es el mejor ejemplo de compromiso político, conciencia social y entrega vital. Representa el convencimiento y la defensa de unas ideas, de una concepción social y de una querencia hacia su ciudad -que me inculcó y que comparto con él- que mantuvo firme hasta el último instante de su vida.
Manolo tuvo el honor de ser el primer alcalde democrático de Avilés tras la recién aprobada constitución de 1978. Eran momentos difíciles y de grandes incertidumbres, en los que Avilés debía aventurarse en la definición de un nuevo futuro democrático bajo las consignas de libertad, igualdad, entendimiento y convivencia.
Asumió la alcaldía con ambición y visión de futuro; también con una intachable honradez y una ejemplar vocación de servicio público. Impulsó un modelo de ciudad al que hemos seguido incorporando nuevos proyectos y renovados planteamientos de futuro. Seguramente por eso siempre haya sentido una permanente responsabilidad con el futuro de Avilés, a la vez que un profundo orgullo ante los logros, conquistas y avances de su ciudad.
Avilés nunca olvidará la actitud luchadora y enérgica de Manolo Ponga. Su impronta está muy presente en Avilés, en sus grandes equipamientos y espacios: en sus cinco parques, en sus calles, en el recuperado Teatro Palacio Valdés, en la presencia del Conservatorio de Música, en la calidad de la Casa de la Cultura, o en el modelo de participación ciudadana que hoy nos distingue, al igual que en otros muchos activos que hoy distinguen a Avilés. El mismo compromiso que mantuvo en sus responsabilidades como delegado del Gobierno en Asturias o como presidente de la Autoridad Portuaria
A la misma altura de su compromiso social y político estuvo siempre su calidad humana, que compartía en total armonía con esa magnífica mujer con la que recorrió toda la vida: Juana Mari Esparta. Manolo es el mayor referente del significado de la palabra amistad, del valor del compañerismo, de la entrega sin límites, y de la importancia de mantener una profunda lealtad ante quien representas. Por todo ello es un ejemplo, y también por su admirable actitud ante la vida y ante la muerte.
Su recuerdo siempre estará conmigo, como político, como persona y como amigo. Aunque ya no pueda sentir su aliento y apoyo a mi lado, estará presente en cada una de las decisiones que deba asumir a lo largo de la vida. Siempre tendré en cuenta sus consejos e intentaré imaginar qué me diría Manolo, qué pensaría Manuel Ponga Santamarta.
Mariví Monteserín Rodríguez
Alcaldesa de Avilés