El “factor Trump” puede cerrar fábricas en España. El “factor Trump” ha llevado a Alcoa a decidir el cierre de las factorías de Avilés y La Coruña. El cierre de las fábricas de Alcoa en Avilés y La Coruña es una batalla que encierra tres “guerras”. La lucha de los trabajadores en defensa de sus puestos de trabajo, la lucha social de toda Asturias, y la lucha por un desarrollo industrial propio de España.
La lucha de los trabajadores ante un cierre político
Esta es la primera “guerra”. Los trabajadores no se enfrentan a un conflicto laboral por unas condiciones de trabajo o por unos salarios. Se enfrentan a un cierre empresarial por razones de política económica, y los trabajadores, para Alcoa, son meros “efectos colaterales”. Conscientes de ello, los trabajadores, desde el primer momento, han buscado el apoyo, primero de las instituciones municipales y autonómicas, después del Gobierno de la nación, y en un futuro de la misma Unión Europea, para combatir la decisión de Alcoa.
Los trabajadores denuncian las mentiras sobre las que Alcoa justifica el cierre de las dos fábricas. Alcoa dice que las plantas no son eficientes, sin embargo la fábrica de Avilés obtuvo el premio como la menos contaminante y tiene sistemas avanzados de producción. La factoría de La Coruña ha dado ingentes beneficios que Alcoa ha invertido en otros países. Y siempre que Alcoa ha amenazado con cerrar las fábricas aquí, han aparecido grupos industriales dispuestos a comprarlas.
En Alcoa Avilés, los sindicatos presentes son USO, UGT y CCOO, y mantienen un acuerdo para asumir de forma rotatoria la presidencia del comité de empresa. Casi todos los acuerdos se consiguen por unanimidad. Desde las luchas en 2009, siempre trabajan por la unidad.
Avilés y el resto de Asturias se movilizan
Esta es la segunda “guerra”. Asturias ha sido históricamente una región industrial. Y la crisis ha golpeado con particular virulencia el tejido industrial asturiano. El año pasado existían 30.536 empresas con personal asalariado, lo que significa 5.054 menos que en 2008 y la desaparición de una de cada ocho. Es la cifra más baja desde 2002.
Además el nuevo empleo es precario y temporal, con tasa creciente de 2,9 puntos desde 2013 y 56.300 están a tiempo parcial, un inédito 14,59% de la población ocupada en Asturias. Solo la cifra de autónomos hace que desde 2015 aparezca una mejora del tejido empresarial. Por ello, toda la población de Avilés se ha echado a la calle con la participación del resto de Asturias. Como decía el manifiesto leído en la manifestación del 8 de noviembre, “Alcoa, y la industria en general, no es propiedad solamente de quienes tienen en la actualidad la mayoría en sus consejos de administración. Es un poco de todos y cada uno de los que estamos hoy aquí reivindicando que no pueden arrebatarnos lo que hemos creado con el fruto de nuestro esfuerzo colectivo y, además, quieren hacerlo sin contemplar ninguna otra alternativa, sin ninguna posibilidad que no sea aumentar su negocio a costa de desertizar esta comarca y esta región. (…) Los trabajadores de Alcoa sabían fabricar aluminio de máxima calidad a nivel mundial antes de Alcoa, con Alcoa, y sabrán hacerlo después de Alcoa”.
Se exige a Alcoa que retire, de forma inmediata, sus planes de cierre y busque alternativas para las dos plantas, conjuntamente con las administraciones y las organizaciones sindicales. Y si no quiere, “que se haga a un lado para que sea en manos de otros, pero que no pretenda aplastar a 1.000 familias bajo el peso de su despótica decisión”.
En Avilés, el pequeño comercio ha cerrado tiendas y bares durante las manifestaciones y La Asociación de Comerciantes ha apoyado la lucha de los trabajadores porque “no solo desaparecen los puestos de trabajo, también desaparece la riqueza generada que después llega a los demás”.
El “factor Trump” puede cerrar fábricas en España Esta es la tercera “guerra”, y la determinante. El “factor Trump” ha llevado a Alcoa a decidir el cierre de las factorías de Avilés y La Coruña. La línea Trump está decidida a relanzar la industria en EEUU y proteger sectores como el acero o el aluminio. Para grava la entrada de tales productos, revisa los acuerdos de libre comercio y relaja las propias exigencias medioambientales.
Debido a ello Alcoa ha reabierto las líneas de producción de Warrick Operations en Newburgh (Indiana, EEUU), cuando hace unos años había parado la producción en varias factorías. Alcoa ha agradecido a Trump las medidas para defender la industria del aluminio en EEUU frente a la competencia china. Alcoa ha recibido 2,4 millones de dólares en “créditos fiscales” a cambio de la reapertura y 100.000 dólares para planes de formación destinados al nuevo empleo en la planta.
Aquí, en España, es urgente, frente a la desindustrialización debida a la dependencia del capital extranjero, al sometimiento a los dictados externos y a la falta de voluntad política de los gobernantes, una política industrial propia, no solo para la situación con Alcoa, sino para toda España, de reindustrialización frente al desmantelamiento que crea desiertos, de modernización del tejido productivo frente a la venta al capital extranjero.