Quede claro: deportista poco, si acaso de salir a caminar y una actividad anual que te de remordimientos cuando piras, pero piras igual. Ahora bien, lo tengo en casa. Y como son las cosas acabas viendo lo uno y lo otro. Y entendiendo de todo un poco, por lo menos para opinar. Por tanto, se lo digo como lo pienso/siento/veo: después de los toros (en todas sus vertientes) el fútbol tendría que ser declarado Vergüenza Nacional.
Y ya no es solo lo que deben a Hacienda (Vd. estaría en la cárcel por una décima de la mitad) o los sueldos escandalosos (y ahora motive a usted a su hijo a estudiar) o el derroche de lujo en tiempos de crisis (el coche fantástico se queda en ná comparado con el de cualquier mindundi de tercera) o el circo sin pan que personifican y los precios que gastan para los que no tienen ni pan. Es que los ves en un partido y alucinas.
Hachazos al descuido, lanzamientos a la piscina -sin agua-,caídas donde no las hay, provocaciones, insultos, agresiones, lamentos, falsedad...menos vergüenza, dignidad, orgullo, sacrifico, lucha, sudar la camiseta y ganarse el sueldo, todo lo que pueda imaginar. Unos canallas, unos villanos, fiel reflejo de la sociedad que les adora.
Ahora estoy siguiendo el mundial de rugby, atrayente no solo por las hakas y el ritual. Lo que más llama la atención es que les sobra lo que a los otros les falta, invierta el anterior párrafo y lo tendrá. Y añada algo, por favor: los árbitros. Tienen la primera y última palabra, antes de pronunciarse consultan la moviola en la televisión, van con pinganillo para no errar y, sobre todo, nadie los discute, los jugadores acatan sin protestar sus decisiones. Todo lo contrario del fútbol. Por tanto, estas moles de ciento y pico kilos son unos luchadores, unos caballeros, respetuosos con las normas... Los ves en un partido y alucinas más, por comparación.
Eso explica por qué en España estamos a la cola del rugby y somos los que más millones gastamos en fútbol. Así nos va. Por cierto, piense Vd. a quien le interesa.