Y no se ponen colorados

A la chita callando, como últimamente la banca suele hacer las cosas, salvo que el Tribunal Supremo diga lo contrario, una de las importantes cajas de ahorro de España, la andaluza Unicaja, ha desembarcado en Asturias, con oficina en Oviedo, Gijón y Avilés, dando así fin a un largo proceso de absorción en el sector y que comenzó hace unos años cuando en el revoluto de la reordenación bancaria en nuestro país dicha entidad se hizo con Caja Duero y Caja España a través de un nuevo banco, el CESS, que mantuvo la marca de las dos cajas históricas de Castilla León.

Caja España tenía su fuerte en León y participó, muy politizada, eso sí, en importantes negocios mineros y de construcción en Asturias con sus colegas de la también extinta Caja de Ahorros de Asturias. Caja Duero, por su parte, tenía su fuerte en Valladolid y en Asturias se introdujo cuando adquirió la red de Credit Leyonais quien a su vez había comprado al Banco de Santander su filial, el Banco Comercial Español, cuyo origen había estado allá por los 70 en una singular banca de Castilla La Mancha, la banca Dionisio Ridruejo, luego Banco de Soria. Con la colaboración de Caja Duero importante grupos promotores y de construcción de Burgos desembarcaron en Oviedo promoviendo, por ejemplo, un buen número de viviendas en la zona de Vallobin, junto a las vías del tren, promoción que a consecuencia de la crisis no llegó terminarse, haciendo que tan dinámicos emprendedores se retiraran a sus cuarteles de invierno en Burgos. Era el grupo Arranz Acinas que, como digo, tras haber sido uno de los más importantes de España, pasó a mejor vida.

Para los asturianos que Andalucía cuente con una entidad propia como Unicaja, extendiéndose ahora por el resto de España, nos da envidia, nosotros, pobre autonomía, que salvo la honrosa presencia de las dos pequeñas cajas rurales, la de Asturias y la de Gijón, no tenemos como tantas otras cosas entidades financieras propias. Fue un buen avispado banquero, Braulio Medel, ahora presidiendo ya por edad la Fundación de Unicaja que nació por la fusión de varias en aquella autonomía de ocho millones de habitantes, y a la que el zapato socialista sigue teniéndola bien sujeta, quien la potenció. Allá por la década de los 80 Braulio Medel consiguió la colaboración del entonces presidente de Cajastur Angel Fernández Noriega para alcanzar la presidencia de la Confederación de Cajas de Ahorro. Luego tanto el PSOE como el SOMA dieron la patada a este economista langreano y Braulio Medel, ya presidente de Unicaja, le acogió a su vera siendo director general del gabinete de presidencia y durante unos años presidente del poderoso equipo de baloncesto. Fernández Noriega se integró perfectamente en la sociedad malagueña y hace un par de años se jubiló aunque sigue residiendo allí si bien por el verano acude a Llanes para no perder los aires del Cantábrico.

Claro que no son todo flores en esta absorción de Unicaja. El personal de Caja España/Caja Duero está inquieto y tiene sus buenas razones para ello puesto que de Andalucía, donde está la sede central, llegan vientos con rumores de un posible ERE que afectaría a mil empleados a partir del próximo año. Creo que sindicatos y trabajadores en general deberíamos de hacer un homenaje a la figura del bancario, que no banquero, clase profesional verdaderamente azotada por las veleidades de una patronal que para salvarse de la crisis con la aquiescencia de los políticos, si duda, no ha duda en sacrificar en muchos casos a una excelente clase profesional además del bolsillo del ciudadano de a pie. Estoy seguro que, por ejemplo, la presidenta del Santander, Ana Botín, hizo saltar chipas a su teléfono con motivo de la sentencia del Supremo sobre el pago de los gastos de las hipotecas, haciendo temblar al máximo organismo judicial que mayor ridículo no ha podido hacer aplazando al día 5 de noviembre, en pleno de sus treinta y tantos jueces, su decisión definitiva sobre quien debe de correr con esos gastos. Y no se ponen colorados.



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