Pasado ya el fulgor de los premios Princesa de Asturias nuestra autonomía debe enfrentarse con sus tradicionales demonios, comenzando por la crisis y la problemática industrial que hace presagiar un otoñ movido que ahí está, a la vuelta de la esquina, la huelga de doce días que los sindicatos anuncian para los 23.000 trabajadores que el sector tiene en el Principado ante el nulo avance en las negociaciones para un nuevo convenio colectivo.
A todo esto el presidente de FEMETAL, Guillermo Ulacia, que en Asturias siempre ha tenido muy buena acogida y que estará al frente de la patronal del metal asturiana hasta el 2020, se ha ido de la empresa Tubos Reunidos tras un efímero y nada exitoso paso. En ambientes empresariales se le critica bastante e incluso en el seno de FEMETAL no todos están de acuerdo con su labor. Está claro que en el fondo quien manda en el sector es Arcelor Mittal que de momento, y pese a accidentes en alguna de sus instalaciones, caso de las baterías de coque de Avilés, sigue apostando con sus casi 7.000 empleados por Asturias, contento como está el patrono con los resultados de sus instalaciones en nuestra tierra.
Un buen amigo, alto ejecutivo de una importante compa"ía de servicios y comercio en nuestra tierra durante 18 años y que se acaba de jubilar, siempre me comenta que en lo que tenemos que fijarnos y aplicar para superar la crisis es en la productividad lo que en general ni trabajadores ni sus sindicatos dan importancia, o no quieren darla, lo que ha llevado a algunas multinacionales a irse de nuestra región. Puede que el caso de ALCOA sea un ejemplo de ello. Respetando las legitimas protestas de su plantilla y de la sociedad avilesina y asturiana en general, sus 300 empleados deberían forzar a fondo la productividad y el compromiso con la compañía además de confiar en la fuerza que nuestras instituciones, desde el Principado hasta el gobierno de la nación, hagan ante la alta dirección de la multinacional para que no echen el pestillo en Avilés y La Coru"a.
Las rentas provenientes del turismo, la pesca o la agricultura, por citar, sin despreciarlas ni mucho menos, no son suficientes para mantener el endeble tejido social de una región cuyo principal capítulo de ingresos son los que van cada mes a los bolsillos de los más de 300.000 pensionistas, unas rentas que permiten todavía cierto movimiento en el consumo pero que por ley de vida irán poco a poco apagándose con el fallecimiento de los beneficiarios si bien la longevidad de nuestros ciudadanos es alta, con 84 años para las mujeres y 78 para los hombres.
Del Rey para abajo todo son buenas palabras con deseos de un futuro mejor para Asturias, patria querida, pero la sangría de la falta de oportunidades para los jóvenes sigue estando ahí, obligándoles en un buen número cada año a hacer la maleta y buscarse la vida lejos del Principado. No dudo de la buena intención del gobierno socialista con Javier Fernández al frente pero ya tiene fecha de caducidad, por tanto mayo es para el millón de habitantes que aún somos una fecha muy importante. Deberemos de pasar por las urnas municipales, autonómica y para el parlamento europeo, quizás, incluso, para las generales, dando confianza para otros cuatro años a nuevos políticos que lamentablemente en muchos casos serán los mismos. Vayamos, pues, meditando el voto que el tiempo pasa volando.