En mayo próximo comenzarán a reunirse los jurados de los premios Príncipe de Asturias en sus distintas modalidades para los que se han presentado 190 candidaturas. Parece ser que continuando la tónica de los últimos años el nivel baja pero, además, en estos momentos las aguas de la Fundación Príncipe de Asturias están procelosas.

Mientras por un lado la dirección de la Fundación en manos de Teresa Sanjurjo y de Luisa Alvarez busca un edificio entero, a ser posible palacio, como sede única de sus distintos departamentos, por otro ha comenzado a despedir trabajadores, por vez primera en su historia, argumentando que la nómina es muy alta. De momento han echado a la calle a dos periodistas, Rodrigo Cepeda, ex director de La Voz de Asturias y uno de los profesionales de más confianza del anterior director Graciano García, y Luis Fernández, además de un chico para todo, Miguel Collado, que llevaba en la institución más de veinte años.

Me cuentan asimismo que están en la cuerda floja Begoña, la encargada de las relaciones internacionales-ya no acompañó al coro en su reciente viaje a México- y el subdirector Carlos de la Hoz. Para más inri por los mentideros de Vetusta está todo corrido que alguno de los jurados no se reunirán, como siempre ha sido, en el hotel de la Reconquista sino que lo harán en el recientemente inaugurado centro cultural Nietmeyer de Avilés. Gabino de Lorenzo y un servidor esperamos que no.

Dicho con todos los respetos, siempre temí que el cese por haber cumplido la edad obligatoria para jubilarse, los 70 años, de Graciano García al frente de la fundación, iba a suponer un descenso de nivel en la misma. Lamentablemente los acontecimientos empiezan a darme la razón. Controlada por el Banco de Santander con un presidente, Matías Rodríguez Inciarte que parece ser pronto se jubilará en la citada entidad bancaria, la Fundación Príncipe de Asturias ve como importantes grupos asturianos, los Fernández-Vega, Masaveu, Cajastur, Cosmen,  etc. parecen desentenderse de la misma a la vista de los acontecimientos. Con el afán de ahorrar un euro la dirección de la Fundación está prescindiendo de empresas de prestigio a la hora de contratar sus servicios, llámense El Corte Inglés o el ALSA, por citar.

En todo caso cada día que pasa esta fundación tan emblemática y necesaria, no solo para Asturias sino también para la monarquía, parece distanciarse más y más de la sociedad asturiana. Con un gobierno regional en sus últimas fechas, un ayuntamiento, el de la capital del Principado, a punto de tener una nueva corporación, y también un cierto distanciamiento de los Príncipes de Asturias de nuestra propia tierra, hace que, como digo al principio, los vientos sean preocupantes.

Deseo de todo corazón que estos malos presagios que apunto no se cumplan. A ver.