El día 2 de agosto de 2018, desde las 12 del mediodía hasta las 5 de la tarde, nos manifestaremos en Roma en la plaza Montecitorio donde se encuentra la Cámara de los Diputados de la República Italiana. Y nos vamos a manifestar allí para recordar los 2.897 mujeres, hombres y niños gitanos muertos todos ellos en la noche del 2 de agosto de 1944 en el Zigeunerlager de Auschwitz-Birkenau. Igualmente estarán en nuestra memoria el más de medio millón de hermanos y hermanas nuestras, muertas en campos de exterminio de Europa.
Conmemorar esa fecha hoy significa recordar, aprender y actuar en una nueva situación de dificultad. Somos hijos y nietos de aquellos mártires y hemos aprendido en primera persona que el racismo no trae un futuro mejor, sino que aporta solamente la repetición de una historia atroz y devastadora para todos. Por eso los gitanos italianos dicen, y con ellos todos nosotros, que estamos decididos a actuar con todas nuestras fuerzas contra esta ola de racismo que viene, no sólo por nosotros y nuestros hijos, sino en defensa de todos los ciudadanos, en defensa de nuestra civilización y en defensa de nuestra democracia. Las asociaciones gitanas de Italia levantan su voz para denunciar que en Europa, en los últimos tiempos, nuestras comunidades de Ucrania, Hungría, Eslovaquia y Rumania viven con preocupación y miedo los movimientos racistas y neonazis que nos atacan, queman nuestras casas e incluso nos matan, como ha pasado en Hungría y Ucrania.
Tenemos miedo del actual gobierno de Italia
En el llamamiento que hacen los gitanos italianos para concentrarnos el día 2 ante su Parlamento ponen de relieve que el sentimiento de odio y discriminación se materializa por el nuevo gobierno en amenazas como la creación de un censo étnico y la expulsión de los gitanos, rom y sinti, no italianos. Que a los gitanos italianos se les diga que “lamentablemente” no serán expulsados, no disminuye la preocupación de una comunidad que tiene una historia de siglos de discriminación y persecución y que, en este período, sufre actos violentos grandes y pequeños.
Cirasela, una pequeña gitanita de solo 15 meses ha recibido un tiro por la espalda
Sucedió el pasado martes, 17 de julio, hacia las 18 horas en Roma. Un grupo de romaníes regresaba del patio de juegos de Via Togliatti cuando un disparo efectuado con una pistola de aire comprimido explotó contra ellos. El impacto hirió la espalda de Cirasela, una niña de 15 meses, que estaba en brazos de su madre y ahora está en el hospital: la bala ha dañado su pequeña columna vertebral, que ahora corre el riesgo de quedar paralizada.
Y los gitanos se preguntan, y la familia clama al cielo porque no encuentran respuesta a tanta maldad: ¿Por qué alguien quiere destruir la vida de una niña inocente? ¿Por qué una familia pobre e indefensa debe caer en la desesperación al ver como destruyen su bien más preciado y único, sus hijos? ¿Por qué puede haber alguien tan cobarde como para disparar a personas indefensas que caminan por la calle sin hacerles daño?
Llevan razón los gitanos italianos cuando dicen que no será a golpe de censura o desmantelamiento de los campamentos como se resolverán los problemas. Nosotros seguiremos estando absolutamente determinados, dicen con convicción, a asumir nuestra parte de responsabilidad en la búsqueda de soluciones para el beneficio de Italia y sus ciudadanos de origen romaní y sinti.
La ira y el resentimiento, añaden, hacia aquellos que son más débiles nunca han resuelto las dificultades. Durante años, los gobiernos no han hecho las acciones necesarias para resolver los problemas reales que nos aquejan y hemos visto gastar dinero de los contribuyentes italianos y europeos con un enfoque de asistencia e internamiento en los campos. Una solución ineficaz que ha producido más degradación y marginación, pero hasta ahora no hemos recibido alternativas creíbles.
Por todo esto, renovamos la solicitud al gobierno para que comparta nuestra determinación de abordar los problemas juntos, no en contra de nosotros, para trabajar por un cambio real que haga que la gente no sienta miedo e ira, sino coraje y esperanza.
Desde la Unión Romani española dijimos, a raíz de las declaraciones del ministro del Interior italiano Matteo Salvini, que se debería convocar una gran manifestación en Roma para evidenciar nuestra repulsa por los ataques que estábamos recibiendo de una parte del gobierno. Por eso, el 2 de agosto estaremos en Roma, en la Piazza Montecitorio, e invitamos a todos los ciudadanos, artistas, intelectuales, fuerzas políticas y sociales a mostrar un signo de solidaridad en una batalla que no es solo nuestra, sino de todos los que quieren que los romaníes, los sinti y todos los italianos tengan una vida mejor.
Juan de Dios Ramírez-Heredia Abogado y periodista Presidente de Unión Romani