Al final, y enlazando con mi último artículo, el Partido Popular -sus compromisarios- optó por la "consolidación" y no por la "regeneración". La candidata Soraya Sáenz de Santamaría no consiguió la presidencia del partido por un estrecho margen de 451 votos, cifra que en su mayoría la conforman los votos del rencor pertenecientes a las filas perdedoras en la primera vuelta en la que decidían los afiliados de base.
Soraya Sáenz de Santamaría luchando sola contra todos ha sido, sin duda, la vencedora moral del último Congreso de los populares; pero Pablo Casado -con el apoyo del "influencer" José María Aznar y los votos de los compromisarios afines a los derrotados José Manuel García Margallo, María Dolores de Cospedal, etc.- matematicamente ha conseguido la ansiada presidencia del partido.
En estas circunstancias y en lo que concierne al Partido Popular en Asturias, la actuación y las declaraciones de su presidenta, Mercedes Fernández, darían para programar un máster en despropósitos políticos. Pasará a la posterioridad como la beata de Génova, esté el santo que esté como jefe del edificio de la calle madrileña. No lo hace peor porque no entrena.
No acertó en la primera vuelta de las primarias al apoyar a María Dolores de Cospedal y no acertó en la segunda vuelta y definitiva al apoyar a Soraya Sáenz de Santamaría. Los elogios a Pablo Casado al que cataloga de "gran presidente, lleno de ideas, de ímpetu e iniciativas" ya suenan a marcha fúnebre. Tonto no es Pablo Casado -capaz de aprobar o canvalidar asignaturas de ocho en ocho- como para no tomar nota de la borrachera de afectos interesados de la presidenta de su partido en nuestra comunidad.
Y si una se va yendo porque no tiene remedio, otra asturiana llega a Madrid con las maletas cargadas de ilusión y, al parecer, para quedarse por un tiempo largo. Reyes Fernández Hurlé es la asturiana emergente con visos de conseguir grandes metas políticas al lado del recién elegido Presidente del Partido Popular, Pablo Casado.
A finales del pasado mes de junio, quienes conocemos a Reyes ya intuíamos que algo importante la tenía ocupada en la capital del reino al ver que no asistía, junto a su familia y como todos los años, a la toma del primer bronceado y a darse los primeros baños en la playa de la Fossa, a la vera del Peñón de Ifach, allá en la alicantina Calpe.
Ahora todo está claro.