Puede sorprenderles el título de este artículo, pues de todos es sabido que la empresa como tal ha desaparecido en el año 1995, pero aun así, muchos de sus antiguos empleados, algunos ya jubilados y otros en activo se han encargado de evocar su existencia en el II Encuentro de Compañeros Galerías Preciados que se celebró en el Llagar de Quelo, (Tiñana-Siero), el pasado 29 de abril de 2018, después de asistir a una misa en San Julián de los Prados en sufragio y recuerdo de sus compañeros fallecidos.
Según escribo estas letras me vienen a la cabeza imágenes de la construcción de Galerías Preciados en Oviedo, de la rapidez de su ejecución y de su inauguración en mayo de 1975. El cambio que supuso en la vida comercial ovetense y los nuevos hábitos que trajo consigo, con paseos incluidos y manejo de las escaleras mecánicas, que era toda una novedad en la ciudad. Ya teníamos un espacio donde cubrir el ocio o el vacío que se daba entre clase y clase, y de paso ver , preguntar o consultar con la dependienta de turno, e incluso en momentos de apuro, cuando las cargas de la policía se hacían más intensas, un lugar donde anclar, refugiarse y esperar que pasara la tormenta. Mis secciones preferidas eran las de Librería y Discos y por ella deambulábamos muchos de los adolescentes del momento, y allí se entablaban muchas conversaciones que concluían con una cita, un te espero a la salida, nos vemos. Con el correr del tiempo éramos muchos los que esperábamos en la calle González del Valle la salida de nuestras novias, entre las 20:30 y 21:00 horas, algunos ya, por desgracia, fallecidos, y es que el tiempo no perdona: han pasado ya más de cuarenta y tres años.
Allí se han forjado muchas familias y amistades duraderas que aprovechan la menor oportunidad para hablar, para recordar y evocar épocas muy felices, nuestra plenitud vital, nuestros poco más de veinte años. De todo se habló en Tiñana bajo el amparo de una buena sidra y una excelente comida. Alguno más erudito rememoró los orígenes de la empresa en la calle Preciados de Madrid, de ahí su nombre, una vez que un indiano de Grado, Pepín Fernández, recala en Madrid, en 1934, procedente de Cuba, donde fue socio fundador de los Almacenes “El Encanto”.
Todo estuvo bien organizado. No faltó detalle, hubo hasta autobús, regalos, música y lo más importante: conversación, diálogo, anécdotas, vivencias, historia viva de uno de los hitos comerciales de Oviedo. Fue toda una aventura que ha condicionado sus vidas y que ha merecido vivir, por eso estamos aquí- me decían muchos emocionados-. Llevamos años sin vernos, algunos viven fuera, pero cuando tocan a rebato, aquí estamos, somos, fuimos y seremos los de Galerías. Esa experiencia marcó nuestras vidas y de ello queremos dar testimonio. Las horas se hacían cortas, el tiempo se escapaba, el autobús o el coche indica el regreso. Hasta la próxima.
Una vez más los hechos ratifican lo que todos sabemos, que una empresa es algo más que una mera actividad mercantil, económica. Una empresa genera un tejido social que permite que los pueblos crezcan, progresen, convivan, se ilusionen, se entreguen, pero para ello necesitamos de empresarios de raza, de los que creen en su proyecto y se entregan y viven para él, como hicieron aquellos pioneros indianos que poco a poco, pero sin pausa, tejieron uno de los imperios comerciales más importantes de Cuba, Almacenes “El Encanto”, preludio de Galerías Preciados y El Corte Inglés.
Unos días después del II Encuentro llega a mis manos una novela, literariamente débil, aunque aporta datos suficientes para darnos a conocer la importancia que tuvieron los citados Almacenes , durante los años 1947 y 1961, hasta que un 13 de abril de ese mismo año un sabotaje contrarrevolucionario los quema y explosiona. La novela se titula “El Encanto”, verdadero protagonista que marca los destinos de los principales personajes que son Patricio, un inmigrante asturiano y Gloria, su gran amor, una bella cubana. Por allí pasaron personajes tan célebres y dispares como : Einstein y su sombrero Panama; John Wayne, Maurice Chevalier, Tyrone Power, María Félix, Hemingway, Ava Gardner, Fran Sinatra, Christian Dior, Ernesto Che Guevara…, así como por Galerías Preciados de Oviedo, ahora Corte Inglés, han pasado y pasan personas del máximo nivel y del más variado espectro social , y basta para ello fijarse sólo en la repercusión que tiene los premios Princesa de Asturias y los clientes que nos visitan.
A pesar de la rapidez constructiva y algo deshilachada de la trama narrativa, no exenta de cierta exageración que busca provocar interés en el lector, quiero centrarme en un personaje secundario, con escasa presencia en la acción, pero decisiva. Me refiero a una mujer asturiana, Tina, que malvive de los ingresos que le proporciona su bar de mala muerte, “El Popular”, sito en la calle del Porvenir, y que siempre aparece en los momentos límites para ayudar a Patricio.
En el mundo de la empresa hay muchas Tinas o Tinos, que a veces, por desgracia , no siempre conocen o aprecian, y que son las y los que con su trabajo esforzado y constante hacen que cumplan objetivos y vaya adelante. Y estas no son palabras sólo mías, sino del mismo Pepín Fernández que en la novela nos dice: “Lo que hace grande a esta empresa no somos nosotros – se refiere a su hermano Bernardo, a su primo César y a él mismo- , sino la suma de los pequeños empujones de cada trabajador honrado”.
çSiempre he dicho que el elemento más importante de una empresa es el material humano, y de ello han dado buena muestra los antiguos empleados de Galerías Preciados que el 29 de abril que reivindicaron su empresa, aunque ya no exista. ¡Muchas gracias a Bucki , Choni y demás personas que habéis posible lo posible y lo imposible para que todo saliera perfecto!
P.D Tenía pendiente estas letras, pero antes tenía que leer la novela de “El Encanto” para arropar mejor mis palabras.
1 comentario
# Conso. Responder
24/02/2019 22:50Cuantos recuetdos