Habemus gobierno. Las ministras y ministros han jurado ya sus cargos ante el Rey Felipe VI. Se podrá estar de acuerdo o no con los nuevos ministros pero hay que reconocer a priori el buen ojo de Pedro Sánchez para los fichajes. A ver si le imita Anquela, que el Real Oviedo ya ha comenzado lo de todos los veranos, largar a catorce jugadores y fichar a otros tantos de fuera del Principado y con curriculum dudosos. Un ejemplo, Boateng ha firmado por dos años. Ya veremos pero al haber renovado Anquela no podrá decir de cara a la nueva temporada que le imponen fichajes que no son de gusto como ocurrió el verano pasado.
Pero volviendo a la política, que es de lo que se trata, observo que los 17 ministras y ministros son universitarios y la mayoría, incluido Pedro Sánchez, saben inglés para tranquilidad de Donald Trumph. Menos mal, por lo menos nos ahorraremos algo en traductores. Viendo sus curriculum comprendo que nuestra apreciada diputada asturiana, ahora portavoz del PSOE en el Congreso, Adriana Lastra, no pudiera estar en La Moncloa. Con estos nombramientos tengo la impresión de que Pedro Sánchez les presentará para las próximas generales más cerca de mayo del 2020 que de otra fecha. El peligro para el nuevo presidente de la nación está en que los ministerios, con tanta estrella al frente, se conviertan en reinos de Taifas. Mañana se celebrará el primer consejo de ministras y ministros y comenzará de facto una nueva e interesante etapa para los socialistas que van a gobernar, o al menos lo intentarán, con el menor número de diputados de la historia.
El caso es que bien por el PSOE bien por el PP partidos emergentes como Podemos o Ciudadanos han perdido protagonismo y por unas u otras razones el bipartidismo se resiste a desaparecer de nuestro país. Ni Pablo Iglesias ni Albert Rivera brillan como antes en el firmamento político y ello puede perjudicar a sus formaciones cara a mayo próximo en que se celebrarán elecciones autonómicas y municipales. A todo esto los sindicatos de clase, expectantes. Como suele ocurrir cuando la izquierda toca poder han comenzado a bajarse un poco los pantalones y dicen ahora que no es necesaria la derogación tan ansiada por ellos de la reforma laboral y que con unos retoques que haga el equipo de Pedro Sánchez es suficiente. Vivir para ver.
A todo esto conozco a un entusiasta joven de la política centrista, Sergio Huerta, un ovetense presidente en Asturias de un nuevo partido recién nacido en el Principado, Unión de Ciudadanos Independientes (UCIN), y secretario general del mismo a nivel nacional. Según me cuenta el animoso muchacho UCIN es un partido político que aspira a recoger la herencia de UCD de Adolfo Suárez. Mucha herencia me parece a mi. UCIN reúne ya a un centenar de agrupaciones independientes de toda España y cuenta con cincuenta concejales y siete alcaldes. Por algo se empieza, la verdad. En Asturias como la hormiguita han comenzado una serie de gestiones para unir a formaciones independientes en los distintos ayuntamientos y formar una candidatura única al parlamento asturiano el próximo mayo.
La tarea no es fácil y estos días acaban de recibir las calabazas del PINSI de Siero en el que se acaba de jubilar su fundador Juan Camino siendo sustituido por Rubén Ordiales. UCIN no se desanima y buscan acuerdos con Independientes de Noreña (IPÑ), con Progreso Municipal de Sariego (PROMUSA) y con la Unión Piloñesa (UPIL) que lidera José Enrique Carrero-Blanco Martínez, abogado y nieto del almirante. También están en el ojo de mira de UCIN Vecinos por Llanes y la Unión Social y Progresista de Corvera (USPC).
En fin, a Sergio Huerta le deseo lo mejor pero lo tiene mas difícil que para mi a estas alturas subir en bicicleta el Angliru.