En plena ciclogénesis explosiva de “Hugo” que se saldó con muchos daños en el litorial asturiano y en la clase política , me sorprendió un titular de prensa que decía “El reto de Asturias: Cambiar chigres por gimnasios”, que condensaba las declaraciones efectuadas por el nuevo decano del Colegio de Licenciados de Educación Física. Es muy de la clase periodística magnificar, enfatizar lo que se dice y más en este caso, cuando quien hace esas declaraciones es un profesional del deporte y como es lógico habla de las excelencias del ejercicio físico a todas las edades, ya de niño, de adulto o de mayor, y esto no es nada nuevo, pues ya los clásicos decían aquello de “mens sana in corpore sano”, y más ahora que el culto al músculo y la guerra contra el michelín y el abdomen tiene muchos sufridos seguidores.
Todos sabemos que hay mucha exageración en el título, que el problema o los problemas de Asturias son de más calado, más hondos , que requieren un análisis más profundo, y que los “chigres”, taberna o bar típico de Asturias, han tenido y tienen una función importante en nuestra vida, y eso lo digo yo, que soy hijo de unos “chigreros” de Lugones, y que a mi edad es el título más honroso que poseo.
El chigre es el lugar donde con el pretexto de un vino , un “culete” o una cerveza…,se reúnen amigos , vecinos, descansan y se relajan de los sinsabores del día y hablan de todo: del trabajo, de la familia, del pueblo, de lo que está bien o de lo que habría que cambiar…Noticias de si se vende tal finca, piso o casa…que si Santiago está ingresado o si se necesita mano de obra para tal fábrica o si el hijo de Alfonso se casa, si suben el Sporting y el Oviedo o si de una vez veremos a Puigdemont en chirola y otras muchas...Ahora que los vendedores de prensa ya no vocean las noticias por las calles, aquí, en el chigre, se leen , se comentan y engordan con las sugerencias y aportaciones de los reunidos, que incluso divulgan noticias que no se publican, y con la peculiaridad que cada “chigre” tiene sus noticias, aquellas que considera más relevantes, más importantes. Lo único de lamentar es que algunas personas ya no puedan tomar su café diario, pues obligaciones familiares se lo impiden...
Si el chigre es importante en toda Asturias, con más razón en los pequeños pueblos, donde hace la función de centro social, tienda y más ahora que tantas personas viven solas. Por no haber chigres, los pueblos se quedan sin vecinos, se aíslan, se cierran. Por no haber chigres uno es desconocido en su aldea, su villa o ciudad y más en naciones con tantas horas de sol, de luz, como la nuestra, y con un clima que la convierten en gimnasio casi todo el año.
Expuestas esta razones viene bien reconocer que debemos combatir la vida sedentario, dar un paseo, pegarnos un baño, andar en bici…pero también tomarnos algo con los amigos y enriquecernos con su conversación, que el que escucha, aprende y para ello tenemos dos orejas... Para concluir estas letras voy a poner dos ejemplos que justifican lo dicho.
El pasado martes, en Pola, en plena epidemia de licenciados sin título y sin masters, Tomás, con la agudeza que le caracteriza nos suelta: - Oye, como sigan apareciendo tantos licenciados sin título o sin másters, voy a pedir que al perro en vez de implantarle un “chip”, le implanten un “master”.
Días después, en Lugones, en un bar que frecuento, Juan me pregunta:
- ¿José dónde está el segundo hotel mejor de España? Yo sin titubear le contesto:
- En Cofiño (Parres) y se llama PuebloAstur Supe la respuesta por casualidad, pues lo había leído media hora antes en un periódico. Ante la sorpresa que causó mi respuesta, Pascual, otro de los presentes, para complacer a Juan me dice:
- ¿Cuántos hijos tuvo Jacob? - Creo que eran doce – repuse- , pero todos sus nombres no los sé. Entonces Pascual se dirige a Juan y le dice:
- Juan , díselos: Y éste empezó a soltarlos de su boca:
- Juan , díselos: Rubén, Simón, Leví, Judá, Zabulón, Isacar, Dan, Gad, Aser, Neftalí, José, Benjamín. De todo esto y de más cosas se hablan en el chigre, pero si quedase alguna duda os aconsejo que leáis “Historia de una taberna”, de Antonio Díaz Cañabate, una de las mejores prosas que he leído.