La bolla de pascua

Ayer dí un garbeo por el occidente de Asturias en compañía del insigne cangues y destacado empresario Manuel Cosmen. Primero a su tierra, Cangas del Narcea, donde es más popular que Messi en las Ramblas, para comprar la "bolla de pascua" para los ahijados, tradición que se mantiene como muestra de la buena repostería que hay en esta zona. En Casa Muñiz hay tanta cola que parece que lo regalan. Pese a la caída de la minería Cangas continúa siendo una villa activa donde corre el buen vino, la sidra y las compuestas que el histórico bar Blanco continúa con su buena restauración.

Para Cangas la construcción del Parador Nacional en Corias ha sido media vida. En los controvertidos mandatos de Vicente Alvarez Areces como presidente del Principado haber conseguido el parador y la construcción del HUCA fueron sus logros más importantes, si bien el auténtico inspirador del parador fue su antecesor Juan Luis Rodríguez-Vigil que apostaba también por una escuela de madera y otra de turismo lo que lamentable no logró.

La térmica de Soto de la Barca está parada. Hasta la gasolinera que hay junto a ella cerró; menos mal que el pantano empieza a estar bien de reservas. En Cangas, de difícil orografía urbana, los atascos recuerdan a los de Nueva York. En ningún lugar del mundo mundial hay una localidad donde se quemen en víspera de la festividad del Carmen tantos kilos de pólvora en voladores y en tan pocos minutos. "La descarga" es algo que los cangues llevan en los genes. Poco a poco la carretera desde Oviedo ha mejorado y cumpliendo la normativa de velocidad no se tarda más de hora y cuarto en llegar al Bar Serrano, pequeño y coqueto establecimiento cuya propietaria me sirve un café que ya quisieran para sí los de Starbucks. En Cangas del Narcea, creo que es el concejo de mayor extensión de España, gobierna el PSOE en coalición con IU y Foro. Su alcalde José Víctor Rodríguez me parece un político competente y trabajador. Así debería de ser en todos los concejos.

Y de Cangas a Pola de Allande, en busca del pote de la Nueva Allandesa, mítico restaurante con más de 60 años a sus espaldas, situado frente al ayuntamiento que luce en su fachada, menos mal, las cuatro banderas limpias y bien desplegadas, lo que no es habitual encontrar en muchos edificios oficiales. Como siempre el establecimiento está a romper. Ayer sirvieron 250 comidas con lo que muchos consideran el mejor pote de España. Uno de los propietarios, Antonio, tiene un hijo haciendo un master en Harvard, que aquí también son universales, junto con su hermano Enrique y el apoyo de familiares mantiene vivo este restaurante que, sin duda, es de las principales empresas del concejo, tierra de emigrantes donde las haya.

Enrique, confidencialmente, me desvela la receta del pote: Mucha berza, pocas fabas y patatas, las justas, con un compango excepcional donde en mi opinión destacada el chosco de Tineo. Su hermano Antonio estudió como un servidor en el colegio de los Dominicos en Oviedo. Me envía saludos para el periodista Graciano García y para el padre Valdés. También nos acordamos del padre Fermín, ya fallecido, y del padre Pedro, aún en plena forma pese a los años, actualmente residiendo en la sede que la Orden tiene en la Virgen del Camino en León.

Como no podía ser menos cuando visito el occidente contacto con el tinetense universal, el pintor Manuel García Linares, siempre vigilando sus posesiones desde su atalaya de Navelgas, para informarle de mis impresiones de este occidente asturiano que me llega hasta el alma. Mi espía preferida, la XP XIII, me acaba de informar que Linares ha regresado de Omán. Lo dicho, un pintor universal que pocas veces abandona la sombra de la Catedral capitalina.



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