Llevamos meses oyendo a los líderes anticonstitucionalístas catalanes tratar de propagar el mantra de un supuesto pacifismo en sus reivindicaciones, argumentando, por ejemplo, que en sus manifestaciones callejeras no habían roto ni una sola papelera. La papelera, las papeleras, de las calles de Cataluña han sido hasta el domingo los objetos ejemplares para justificar la mentirosa antiviolencia de quienes quieren imponer sus planteamientos unilaterales saltándose las leyes establecidas para todos los españoles.
Los políticos catalanes presos, un grupo perfectamente organizado, lo están por incumplir en plenas facultades mentales e intelectuales esas leyes establecidas, buscando romper todas las normas y desobedeciendo flagrantemente al Tribunal Constitucional y haciendo caso omiso a las medidas dictadas por el Tribunal Supremo. Y sabiendo que, con sus actuaciones, ponían en grave peligro la convivencia de los ciudadanos catalanes y la unidad territorial de España.
Desde que el expresidente prófugo, Carles Puigdemont Casamajó, fue detenido por la policía alemana los grupos anticostitucionales de Cataluña volvieron a convocar a sus seguidores a nuevas "movilizaciones pacíficas y sin freno" y a una "huelga general". Desde entonces en suelo catalán se están produciendo cortes de carretera, quema de neumáticos en las vías públicas, quema de contenedores, rotura de mobiliario urbano, ataques y lanzamiento de objetos contundentes a las fuerzas de seguridad autonómicas, e intentos de invasión de sedes gubernamentales y de justicia; además, desde que comenzaron los disturbios, se llevan contabilizados más de un centenar de heridos, eso sí: como en esta ocasión no hay fuerzas opresoras y las porras son de la casa, los heridos son todos leves.
Para mañana el Presidente del Parlamento catalán, Roger Torrent, en plenitud de sus facultades y arropado por los fieles a la causa ha convocado un pleno extraordinario en el que, supuestamente, tratarán de seguir por el camino anticonstitucional iniciado por los otros políticos ya presos. Saben lo que hacen y a lo que se exponen.
Al finalizar el pleno seguro que volverán a insistir en que ellos no rompen una sola papelera.
