El título no es propiedad mía, se lo he usurpado al protagonista de estas letras que no es otro que don Jaime Mayor Oreja, exministro de España. El pasado 13 de marzo, festividad de San Rodrigo y Santa Sancha, y quinto aniversario del Pontificado de Papa Francisco, me dirigía a Oviedo, para asistir a una Charla-coloquio bajo el título de “Crisis de valores en Occidente: causas y alternativas”, organizada por el Club Torla. Intuía que me iba a obligar a escribir estas letras y fui pertrechado de papel y bolígrafo – soy analógico - . Suponía que los contenidos provocarían sorpresa, y más conociendo los méritos del ponente que nunca defrauda, mide sus palabras, expone sus argumentos, sus certezas, y una vez hecho el diagnóstico alienta, motiva, invita a hacer algo, por poco que sea, todo menos que complacerse o sumarse a la mentira, pues, como bien nos dijo, no es lo mismo medir que mentir. Antes de la conferencia tuve la oportunidad de conversar con don Jaime y recordar que hacía casi catorce años compartimos atril en la antigua Casa de Cultura de Pola de Siero, en la primavera del 2004, cuando era cabeza de lista del PP al Parlamento Europeo. Si ya entonces sus juiciosas y medidas palabras, impregnadas de vida y verdad, impresionaban, con más motivo hoy, donde el todo vale viene para no marchar, la desorientación y el desorden se ha convertido en norma de conducta, y la deseable madurez y coherencia ni viene, ni se la espera, y el único consuelo que nos queda , por aquello de que mal de muchos consuelo de tontos, es que el problema no afecta sólo a España, sino a todo el mundo occidental, bajo diferentes formas (Brexit, nacionalismo, populismo…). El salón estaba repleto – muchas personas no pudieron entrar- y la casi hora y medio que duró la charla se nos hizo corta. Nadie miraba el reloj y los rostros de los presentes traslucían el asombro que las palabras provocaban. Que en tiempos de mentiras y de silencios interesados sé tenga la valentía de expresar lo que uno siente y vive, apoyado en sus muchas reflexiones y amplias vivencias personales, es de agradecer, y más aún que no haya tenido reparo, desde la humildad que le caracteriza, de recordar que de la fama al silencio se pasa en el estrecho margen de un día, y que de verdad, cuando uno hace balance de su vida comprueba que lo único que le queda, que le fortalece, que les justifica es su familia (padres, hijos , hermanos…) , sus amigos íntimos, su fe, sus creencias… En el inicio de su intervención nos recuerda que el cristianismo no es sólo una religión, sino una civilización – la catedral de Oviedo preside la vida ovetense desde que se inició en el siglo XIII - ,la misma que ahora “algunos” quieren subvertir, destruir y para ello se sirven de las herramientas más dispares, empezando por generar la crisis de la persona, que lleva a esa crisis moral que conduce al desorden tan característico de nuestro tiempo y del que tenemos noticias un día tras otro. Recientemente un periódico nacional alertaba del abandono de personas mayores en las urgencias de hospitales madrileños… Esa crisis personal se alimenta con la nada, con la falta de compromiso, de deberes y obligaciones, con el depende, me interesa, me apetece, y es que como muy bien dice don Jaime hemos “socializado la nada”, y con “la nada” nada se construye, nada existe, ni deberes, ni obligaciones, ni compromisos, ni proyectos, ni ideales, ni patria, ni verdades, nada cuaja, todo es etéreo, líquido, movible. Los tiempos de “la verdad os hará libres” están en desuso, y los gurús del momento nos estimulan y alientan a defender “nuestra libertad para crear nuestra verdad”, de ahí que se utilice sin rubor el término de “posverdad” o “mentira resultona” que dicen algunos. En este ambiente de desertización ideológica o patrimonio de la nada que busca la destrucción de Occidente, todo vale. Este proyecto de ingeniería socialque denuncia don Jaime se abastece del mundialismo, del se lleva, y del relativismo moral, del depende , de las circunstancias. No hay normas objetivas e incluso la verdad es subjetiva, siempre es mi verdad. Todo se puede cambiar, por no haber no hay ni seres sexuales, por mucho que los colectivos ecologistas lo denuncien. En España todo esto se alimenta de nuestro eterno complejo de inferioridad y de un nacionalismo que lo único que busca es dividir, desestabilizar, destruir. Hasta este momento he intentado sintetizar el diagnóstico que don Jaime nos ha hecho de la realidad introduciendo algunas aclaraciones mías que expresan mi vivencia , pero queda una faceta del ponente muy importante, la fundamental, pues seguro que para ser una mera voz lastimera no se hubiese movido de su casa, y es que a pesar de los pesar, aún queda margen para la esperanza, y la estrategia a seguir exige paciencia, persistencia y defensa de lo que somos y hemos sido. No debemos quedarnos en la etiqueta, en la superficie, debemos profundizar en los contenidos y más en tiempos tan cambiantes y fluctuantes como los que vivimos donde hasta el mismo Neruda es cuestionado por las feministas. No podemos mirar para otro lado y menos responder al ruido con el silencio, sino con palabras, con argumentos y siempre dispuestos a defender lo que somos y creemos y ante la VERDAD, con mayúscula, el máximo respeto. A esa tarea nos invita. A lo largo de la Historia ha habido muchos proyectos de ingeniería social y todos han sucumbido, se han desmoronado, caído, asíla mítica “Torre de Babel”. Ha sido siempre característica del ser humano querer ser más alto que la luna, y más en estos tiempos donde el hombre se ha convertido o quiere convertirse en dios, pero el espejo – según Ramiro- el mejor amigo del hombre, avisa y denuncia. Antes de concluir estas letras que pretenden testimoniar mi gratitud , me gustaría sugeriros una lectura que considero básica para la defensa de nuestras esencias, que no es otra que la de los capítulos XLII y XLIII de la Segunda Parte del Quijote o consejos de Don Quijote a Sancho antes de ser gobernador de la Ínsula, donde uno encuentra los pilares de la civilización cristiana expuestos por un hombre de mucho mundo y aventuras, como fue Cervantes, y ya en su vejez; pero , por si esto no fuera bastante, voy a utilizar una fuente más cercana, como las declaraciones efectuadas por don Federico García Lorca al periodista de “El Correo de Galicia”, de Buenos Aires,un 22 de octubre de 1933, don José Rodríguez Lence, y que a continuación os trascribo: “ -¿Usted es español? - Claro –nos contesta - : usted como buen gallego, me hace una pregunta con intención de gitano, y yo, como un gitano que soy le voy a contestar; porque los gitanos, a veces, también dicen la verdad. Español por encima de todo y de todos, y después amante fervoroso de cuanto tienen de personal y característico las regiones.” ¡Muchas gracias, don Jaime por sus palabras! Sepa que un “paisano” como usted siempre es bienvenido a estas tierras del Principado, donde uno de sus paisanos, el zumarragarra don Juan Ignacio Busca Sagastizábal compuso la música del Himno de la Santina.