Un inoportuno ataque de ácido úrico me lleva a conocer las urgencias del HUCA, toda una experiencia positiva porque me ha servido para comprobar in situ el buen funcionamiento de este servicio por el que a diario pasan cientos de ciudadanos en busca de soluciones a sus dolencias. Por ello me surge una reflexión sobre la sanidad en Asturias cuya población apenas por encima del millón de habitantes creo que está atendida muy bien, disponiendo de una hospitalización pública y privada a la cabeza no solo de España sino también de Europa.
El nuevo Hospital Central Universitario del que me sirvo para seguir disfrutando de mi joven tercera edad conjuga instalaciones y equipo profesional de primera división al decir de expertos y usuarios. Costó nuestros buenos euros pero ha merecido sin duda la pena. Son cinco mil puestos de trabajo de alta cualificación y encabeza una magnífica red hospitalaria pública y privada de la que no dispone ninguna otra región española a tenor de nuestra cada vez más escasa población.
A la sanidad pública asturiana creo que solo la ha perjudicado el enfrentamiento entre el entonces consejero Faustino Blanco, demasiado sectario desde su punto de vista socialista, y la clase profesional médica. Creo que el presidente Javier Fernández se dio cuenta de ella y le sustituyó por el actual, también médico, Francisco del Busto, quien en mi opinión está realizando su labor con mesura y eficacia.
Si la sanidad pública es la más importante en cuanto a número de usuarios en una región donde casi el cien por cien tiene derecho a ella, la privada también desarrolla una gran labor con hospitales como el Centro Médico, Jove, Cruz Roja, La Caridad, y varios más.
Precisamente el Centro Médico de Asturias abrió sus puertas en abril de 1978 por lo que el próximo mes cumplirá 40 años. Los promotores del proyecto fueron los doctores Pedro Quirós Isla, Enrique Brañez Cepero, Carlos Lueje Casanueva, Julián Morán Rodríguez, José Manuel Antuña Zapico, Julio González-Granda Aguadé, Tomás Tamargo Menéndez, Feliciano Alonso Sainz y Enrique Junceda Avello así como el empresario José María Richard Grandio que lo gerenció de manera eficaz hasta su jubilación. Con un excelente cuadro médico a finales de años el doctor Pedro Zaldivar sustituyó al doctor Jesús GonzálezMasaveu el accionista mayoritario quien parece dispuesto a continuar como tal pese a tener ofertas importantes de grupos financieros relacionados con el sector para la adquisición de su paquete de acciones, hoy por hoy superior al 70 por ciento. A su sombra se creó hace unos años por el grupo Masaveu, Cajastur y el propio Centro Médico el Instituto de Medicina Oncologica y Molecular (INMOMA), todo un buen referente en el combate contra el cáncer.
Para los asturianos debe de ser también un orgullo el Instituto Oftalmológico >Fernández-Vega, que atiende cada año más de cien mil personas con lo que supone de positivo para la economía de Oviedo, o los prestigiosos cursos MIR fundados hace 30 años por el doctor Jaime Balandrón a quien acabamos de conceder la Amuravela de oro y que ha formado en dicho periodo a más de 37.000 médicos, otra importante inyección para la economía local.
El sector sanitario, para los que por razones de edad tenemos que buscar soluciones inaplazables a nuestra endémicas goteras, cada vez es más valorado, caro pero valorado, y por tanto no solo es responsabilidad de lo asturianos como tales sino fundamentalmente de nuestros dirigentes. En este terreno no vale jugar a lo que casi siempre nos tienen acostumbrados. O sea, si son galgos o podencos.