Todos los años en épocas determinadas según conveniencia de las partes interesadas -entidades financieras, aseguradoras y otros grupos con similares intereses solidarios- se suelta el lobo de las pensiones. Todos al unísono, incluidos políticos profesionales colaborando sin esperanza de un retorno agradecido y con unos argumentos dignos de cerrar con orla, vocean que en un plazo ya muy próximo las personas que llegan a su edad de jubilación tendrán dificultades para cobrar sus pensiones.
El Estado no tendrá dinero para asumir sus compromisos y la única e insistente salida es que cada uno (sálvese quien pueda) tiene que hacer un Plan de Pensiones Privado. Ayer, sin ir más lejos, el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, apelaba a la "responsabilidad personal" para que cada españolito -en paro o no, becario o no, con contrato en prácticas o no, trabajando a tiempo parcial o no- con el dinerillo mensual que le sobre haga su Plan de Pensiones. Y para que no haya dudas de la buena voluntad de su consejo, ahora promete regular para que los planes abiertos puedan rescatarse a los 10 años de su constitución.
¿En qué quedamos, estos productos tienen la finalidad de cubrir o complementar la futura pensión o de convertirse en un dinero cautivo durante 10 años en poder de bancos, aseguradoras u otros derivados?
El lobo de las pensiones es un engaño y una estafa muy bien planificada, tanto de planificada como la crisis de la que aún no acabamos de salir.
Un ejemplo de que las pensiones no peligran, y lo que faltan son buenas ideas en políticos y empresas, lo vivimos esta semana. Francisco Reynés, un trabajador total que es el autor de la frase "hay que ir al grano que la vida es corta", llevaba 9 años prestando sus servicios en la empresa Abertis (gestión de autopistas e infraestructuras de telecomunicaciones). Bueno, pues después de cobrar durante esos pocos 9 años unos emolumentos anuales millonarios, ahora deja la empresa y va a cobrar 8 millones de euros por lo que llaman "un plan de incentivos a largo plazo" y otros 8,8 millones de euros que la propia Abertis le aportó (en 9 años, repito) a un Plan de Pensiones Privado. Es decir: después del sueldo, para que no pase necesidades puntuales, 16,8 millones de euros, casi 3.000 millones de las antiguas pesetas por 9 años de trabajo interminable.
Y Francisco Reynés, al dejar Abertis no quedará en el paro. La Caixa -que controla el accionariado de Abertis- ya le buscó trabajo como presidente ejecutivo en otra de sus participadas, Gas Natural Fenosa (distribución de gas natural, generación y comercialización de electricidad), y el nuevo contrato, a pesar de que el objeto social de las dos empresas citadas es completamente distinto, no lo iniciará ni de becario ni en prácticas. Contrato indefinido.
Tranquilidad gente común, el lobo de las pensiones no es tan fiero como nos lo quieren hacer ver.
Miedo nos lo tiene que dar la manada, que no solo a nivel nacional sino también a nivel global trabaja en la sombra para buscar soluciones innombrables para su gremio de elegidos.
Para el resto, para el rebaño de ovejas, la única solución es un Plan de Pensiones Personal con los dos euros mensuales que sobran cada mes. Y que, gracias a Mariano Rajoy y los suyos, se van a poder retirar a los 10 años si fuera necesario. Total 240 euros, unas 40.000 pesetas de las de antes.