¡Parece que fue ayer!. Un día de casi hace tres décadas, mi amigo y, por aquel entonces, compañero de trabajo, Antonio Hartasánchez, me invitó a su finca familiar en el concejo de Llanes para que viese a dos esbardos que su hermano, Roberto Hartasánchez -fundador y presidente del Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS)- había recogido para su cuidado. Recuerdo que disfrutamos de aquella tarde -sobre todo mi hijo David-   viendo corretear y jugar libremente a los pequeños animales alrededor de la otrora majestuosa casa de indianos y la finca que la rodeaba, propiedad de la familia Hartasánchez. Los esbardos, hembras, con el tiempo alcanzaron la fama que todos los asturianos conocen con los nombres de "Paca" y "Tola". Y, aunque parece que fue ayer, pasaron ya veintinueve años y "Tola" acaba de morir en el cercado de los Valles del Trubia, su última morada.
Javier Fernández, Presidente ahora a tiempo completo del Principado de Asturias (una vez superada la etapa de la interminable gestora del PSOE a la que dedicó tantos esfuerzos), dijo y se preguntaba -en el Día de Asturias que se celebró en la Feria Internacional del Turismo (Fitur)- lanzando un dardo a los nacionalistas catalanes, qué pensarían y reivindicarían "si contasen con un reino con trece siglos de andadura". Nuestra comunidad autónoma conmemora este año 2018 los 1.300 años transcurridos desde la proclamación del primer Reino de Asturias.
No llegó a contar Javier Fernández que precisamente el segundo rey del reino de Asturias -el primero fue su padre don Pelayo- se llamó Favila y de él dicen las crónicas que murió en el año 739 al enfrentarse a un oso. Lo que no se sabe, en ese caso, era el nombre del oso.
¡Vamos!, que desde el oso anónimo que mató a Favila hasta la muerte hace unos días, y por causas naturales, de la osa "Paca" toda una historia de personalidad propia y diferenciada que aquí no tuvimos que reinventar como en Cataluña. Si acaso aderezarla un poco -solo un poco- con lo de la Virgen de Covadonga.