No se lo puedo confirmar como noticia, de ahí que les cuente en esta magna sección lo que escuché este mediodía, disfrazado de cubitera --cobertura muy idónea para el día africano que padecemos-- y sito al lado de una mesa en la que dos conspicuos personajes hablaban sotto voce --por lo bajíni, vamos-- mientras pelaban afanosamente percebes tapiegos gordos como mis pulgares.
El asunto es que, de confirmarse lo oído, puede producirse en próximas fechas un cambio en la titularidad de un paquete de acciones del Real Oviedo, y un cambio significativo, si ustedes me entienden.
El interesado es un empresario mexicano, con sólida liquidez financiera, por cierto que de origen en Teverga, tierra de paisanos que entre otras virtudes tienen la del tesón. Por citar, tiene negocios de restauración, supermercados y textiles. Como anécdota, es uno de los primeros fabricantes del mundo de la tela especial que llevan los balones de fútbol.
Les voy a dar una pista. Dicho empresario estará sentado el domingo en el palco presidencial del Real Oviedo.
Y hasta aquí puedo leer. Vuelvo a la redacción de AM, que la actualidad está rabiosa.
Un abrazu.