Observo la foto oficial de los diputados de la lista de Juntos por Cataluña acompañando a su líder, Carlos Puigdemont Casamajó, en Bruselas a donde acudieron con ropa de abrigo. Todos ponen cara de decir "patata" a la espera del disparo de la cámara y se ve a un Puigdemont Casamajó un tanto desmejorado físicamente y con la mirada clavada en un horizonte cada día más incierto.
Para el grupo de la butifarra fugada, Bruselas -capital de una Bélgica que se rige y respeta su sistema monárquico- se está convirtiendo en un laboratorio de ideas en el que se trata de mezclar las alucinaciones del nuevo Quijote del Ampurdán para burlar los molinos constitucionales -Estremera incluida- y dar con la formula de la república catalana del sol naciente.
Después de ver a su líder y sacar la foto para el recuerdo, los diputados de la lista de Juntos por Cataluña regresaron a la realidad y alguno -si no se contagió de las alucinaciones del Quijote del Ampurdán- debió de pensar que esa fuga a ninguna parte va quedando sin recorrido.
Los molinos de viento constitucionales, lentos, no dejan de funcionar.