No sé si podré decir algo que ya no se ha haya dicho de Joaquín, a raíz de su fallecimiento el 21 de noviembre de 2017. Desde ese mismo instante se agolpan en mi cabezaimágenes, vivencias del finado, que empiezan con esa elegancia, garbo, naturalidad y locuacidad que le caracterizaba cuando presentaba en Acto o Certamen de las múltiples asociaciones que se lo pedían – ya que sabían que la entrega e ilusión que ponía garantizaba el éxito - donde no faltaba la sugerencia o comentario oportuno e incluso, si la ocasión lo pedía, la anécdota o el chiste fino. Lejos de él el mal tono, lo zafio, lo basto, pues si era exquisito en el vestir más lo era en el trato. Otras imágenes me trasladan al mediodía o al atardecer y sus paseos tertulia por la calle Florencio Rodriguez que linda con el Parque Alfonso X el Sabio, con sus amigos de siempre, donde todos los temas tenían cabida . Otras veces feliz y contento en Lieres, el día de la misa solemne de la Virgen de la Salud, con su querida e inolvidable Choni. Siempre el uno pendiente del otro, parecían eternos novios o al menos así lo percibía yo a través de la ternura de sus miradas . Con el correr del tiempo sus paseos fueron más esporádicos e incluso con ayuda de pértiga, pero aun así hizo suyo el lema cervantino de que “hasta la muerte todo es vida”, y no era raro encontrarle en su silla de ruedas en el Auditorio de la Pola. Últimamente ya no salía y al Plaza se quejaba de su ausencia.
Siempre me asombró su vitalidad, su amabilidad y finura, y más cuando más lo trataba, pues han sido muchas las ocasiones que la vida me ha deparado de hablar o conversar con Joaquín. Persona que siempre concitó el aplauso de todos, así era Hijo Predilecto de Siero, Panera de Plata del Centro Asturiano de Madrid, edil de este Ayuntamiento en época de don Leandro Domínguez Vigil-Escalera y cronista de la villa que llevó al mismo Ayuntamiento, en 2011, a editar un libro con sus mejores crónicas, titulado “Aquellos tiempos” y que es de lectura obligada para todos, pues además de la importancia documental del mismo, sorprende por la calidad literaria de su prosa. Estaba muy ilusionado con la antología preparada por su gran amigo Enrique Medina y cada poco venía al Ayuntamiento a interesarse por la marcha del trabajo
Podría seguir enumerando situaciones, hechos, valoraciones, pues era persona franca, leal, amiga, de fiar, defensora de Siero , de Pola y sus gentes, y en el terreno deportivo del Club Siero, pero un día como hoy vais a permitirme que hable de poesía, de sus conocimientos poéticos y del dominio del difícil arte de la declamación, que él cultivó durante años en solitario para deleite de todos nosotros y que ahora parece que ya tiene discípulos – ya se anuncian recitales poéticos en las Casas de Cultura -. Son proverbiales sus festivales poéticos por Navidad en la Residencia de Nuestra Señora de Covadonga, o sus improvisaciones poéticas allá donde tuviera un reto. De las muchas poesías que conocía – su memoria era prodigiosa y sólo en los últimos tiempos sacaba la hoja escrita- desde Neruda a Juan Ramón Jiménez, de Antonio Machado a Gerardo Diego. Hoy hay una que resuena en mis oídos, de un poeta malagueño no muy conocido por estos lares, José Carlos de Luna”, titulada “El Piyayo”, que recrea de manera humorística la figura de un guitarrista y cantaor flamenco de origen gitano, del barrio malagueño del Perchel, Rafael Flores Nieto. ¡Cómo la recitaba! Era difícil de superar y eso que es texto tiene muchos cambios de tono con fonética andaluza incorporada.
Un día como hoy que hasta el aire se carga de melancolía y tristeza, la poesía del Piyayo me lleva al Joaquín rapsoda, aedo, trovador y casi profeta. Un día como hoy leo y releo su poema con la vana pretensión de escucharle, pero no le oigo. Los versos se quedan llorosos y mudos , sólo el eco , de vez en cuando , me dice “¿Tú conoces al Piyayo, un viejecillo renegro, reseco y chicuelo…que pide limosna por ‘tangos’ y maldice cantando ‘fandangos’gangosos?”
Un día como hoy, estimado lector, quiero dejar constancia con estas letras de que en mi andar por la vida la Providencia me haya permitido conocer y tratar a una persona de la talla humana de Joaquín, “fíu” de Araceli, marido de Choni, sobrín de la Guaxa e Hijo Predilecto de Siero. Orgullo de Siero.
Joaquín: ¡Muchas gracias!¡Descansa en paz!