Escucho por la radio que el Sporting sacó el sábado pasado en El Molinón un once en el que no había ni un solo asturiano; en el Real Oviedo, parecido, con la excepción de Saúl Berjón y Diegui Johanesson, ya que como es sabido cada verano se liquida a media plantilla para traer a otros tantos de dudosa calidad. Los dos equipos, ahora en segunda, sí tiene un olor asturiano envidiable y son sus magníficas y sufridas aficiones que un domingo sí y otro también acuden al estadio en número muy superior al de otros equipos de primavera división.
Escribo esto porque noto como en mi querido Principado de Asturias falta un calor regional, de identidad asturiana, que en el Estado de las autonomías que vivimos nos perjudica. Hasta en Cantabria, también uniprovincial, gobierna un partido regionalista presidido por Miguel Angel Revilla.
Aquí, desde el nacimiento de nuestra reciente democracia, hemos estado en manos de la izquierda y de los sindicatos de clase, convertidos hoy en organizaciones burocráticas y funcionariales. Y la izquierda y los sindicatos nunca ha sido regionalistas y mucho menos, por supuesto, independentistas. Aquí nos conformamos con la cada vez más modesta escisión del Partido Popular provocada por Francisco Alvarez-Cascos conocida como Foro Asturias y con unas obras del AVE que llevan camino de imitar a las de El Escorial en cuanto a duración de las que la opinión pública regional pasa cantidad mientras solo las páginas de los dos diarios regionales, propiedad de grupos "extranjeros", se limitan a publicar farragosos artículos de expertos sobre el tema mientras los extremeños toman Madrid pidiendo un ferrocarril moderno o los murcianos colapsan la capital solicitado que sus vías ferroviarias sean soterradas.
A todo esto los vascos a la chita callando, y ocultando una vez más sus aspiraciones independentistas, van a firmar un nuevo convenio económico con papa Estado que les llenará aún más sus saneadas finanzas mientras Cataluña, no les queda duda, una vez enfriada la fiebre secesionista también verá como la Administración central se vuelve más generosa. Claro que los catalanes deberán en los próximos años superar el ridículo mundial de sus dirigentes independentistas que espero sean castigados en las urnas el próximo día 21 de diciembre. Hasta la mítica empresa Casa Tarradellas se ha trasladado a Córdoba.
Para Asturias solo espero a estas alturas, el día 22, que nos toque el Gordo de la Lotería Nacional aunque supongo que a nuestras 45 señorías de la Junta General del Principado el asunto no les preocupe mucho ya que no son capaces de asumir un descenso del 10 por ciento de sus opíparas retribuciones como propone el grupo de Podemos, gesto calificado como demagogia por Mercedes Fernández.
Con el espíritu universal que caracteriza al asturiano, en este próximo año en que Covadonga celebrará el centenario de la coronación canóniga de la imagen de la Santina, un siglo de la declaración como parque nacional de los Picos de Europa y el 1.200 aniversario de la batalla de Covadonga, Asturias debe explotar más su propia identidad. Nos vendría bien un Pelayo pero tanto Javier Fernández como el resto de nuestros dirigentes de primera línea están lejos de ello así que, lo siento, solo nos va a quedar sufrir en el 2018 que estamos a punto de comenzar y, la verdad, uno ya es mayor para estos trotes.