Esta semana que hoy acaba fue la semana de la gran política y de los grandes políticos con mayúscula. Tanto a nivel internacional como a nivel nacional, los ciudadanos debemos de sentirnos satisfechos de los lideres en los que tenemos depositadas nuestras esperanzas para conseguir un mundo más solidario y un país más constitucionalista. A los hechos hay que remitirse.
En Vietnam se celebró la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico en la que coincidieron alrededor de una mesa, entre otros, las cabezas visibles de tres de las mayores "democracias" del mundo: Donald Trump, en representación de los Estados Unidos de América del Norte (o también: "América first"); Vladímir Putin, en representación de Rusia (o también: "el oso encadenado"; y Xi Jimping, en representación de China (o también: "la ciudad prohibida del Ping Pong"). El gran objetivo del Foro de Cooperación Económica Asia Pacifico -y ahí está su interés global- es precisamente que la solidaridad entre los mandatarios antes citados derive en controlar el comercio mundial en beneficio único de los países que tan democráticamente representan. Para conseguirlo, todo vale.
En nuestro país, el juez del Tribunal Supremo, Pablo Llerena, había citado a la mitinera, Carme Forcadell, presidenta del Parlamento catalán y a los miembros de la Mesa de dicho Parlamento. Todos, por el momento, quedaron libres bajo fianza después de que "viendo las orejas al lobo" revisaran su estrategia de defensa y dijeran acatar (personalmente lo pongo en duda) el mandato constitucional.
Siempre dije que los independentistas catalanes, independizados del gran grupo, se volverían menos independentistas cuando les privasen de sus paseos por Las Ramblas y les tocasen "la pela". Forcadell pasó 14 horas en la prisión madrileña de Alcalá-Meco hasta que la caja de resistencia de la Asamblea Nacional Catalana, por medio de su tesorero, depositó la fianza de 150.000 euros impuesta por el juez Pablo Llerena. Apenas tuvo tiempo, desde el confortable módulo de ingresos, de analizar profundamente y con valentía su inquebrantable independentismo, eso sí: fuera de celda. Para conseguirlo, todo vale.
Carles Puigdemont Casamajó -el "fugao"- se entrevistó en Bruselas con su antecesor Artur Más, que llevaba bajo el brazo la hucha del cerdito por si caía algo. A estas alturas, con el fin de pagar la fianza, todo vale.
P.D.: En Yemen, en las próximas semanas, 400.000 niños podrían morir de hambre.