Siempre me enamoro en otoño

Los primeros rayos de sol en esta fría tarde de otoño, avecinan un día prometedor. Se dice que es en primavera cuando los corazones están mas dispuestos a buscar pareja. A mi, no se, si por la edad que avanza inevitablemente. Pero cuando los árboles se quedan desnudos y las hojas son llevadas en volandas por el viento, soy mas proclive al enamoramiento.
Ayer, conocí a una chica. Ambos, bebíamos una copa de vino, en mesas distintas. Ella, fijaba su mirada sobre el móvil y yo, hacia que leía el periódico.
Quería que se detuviera el tiempo. Pues, como en una foto, quería inmortalizar aquel fugaz instante. Sabia que en cualquier momento pediría la cuenta y se iría del lugar. Para mi deleite, llamó a la camarera y le pidió otra copa. Sonreí para dentro.
Me puse a leer de verdad y no se el tiempo que paso. Ahora, era ella la que miraba sonriente. No era para mi, un hombre que venia de la calle, se acerco y le dio un beso. Ahora, si la camarera le trajo la cuenta. El no tomo nada.
Eso paso, ayer. Pero, hoy, mañana y siempre ya no podré abandonar aquel rostro angelical. Mi sino ahora que tecleo me hace retroceder y esto ya lo viví hace años. Me he enamorado de las mujeres que tenían su corazón ocupado. Las que se encontraban vacías de amor, no reparaba en ellas. Imposible -dicen- no hay nada. Empeño, puse en la conquista. Alguna, cuando lea esto, se dará por aludida y acertará.

Abierto, se dice. Estoy, en el mercado. Seguiré soñando, recordando y amando en solitario. El otoño, es mio.



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