Desde un avión rumbo a África, desde la Plaza de la Revolución en La Habana, asomado al balcón de la Basílica de San Pedro en una noche de Navidad, durante las audiencias en el Vaticano con el Presidente Santos, por carta, twitter, video o a viva voz, los mensajes del Papa por la paz de Colombia han calado en el alma y la conciencia, han sido voz de aliento y luz de esperanza en el camino hacia la paz.
La paz que buscan los colombianos es para “vernos como hermanos y no como enemigos”, es el mensaje con el que hoy llega el Papa Francisco para su histórica visita a Colombia, donde encontrará un país sin conflicto con las Farc, con una iniciativa de cese al fuego con el Eln y una oferta de sometimiento a la justicia por parte del clan del Golfo, la organización criminal que está en la mira de la fuerza pública. Este es un avance por el que siempre ha abogado el pontífice desde el inicio del proceso de paz.
Desde un avión rumbo a África, desde la Plaza de la Revolución en La Habana, asomado al balcón de la Basílica de San Pedro en una noche de Navidad, durante las audiencias en el Vaticano con el Presidente Santos, por carta, twitter, video o a viva voz, los mensajes del Papa por la paz de Colombia han calado en el alma y la conciencia, han sido voz de aliento y luz de esperanza en el camino hacia la paz.
Ni un solo fracaso más
El 20 de septiembre de 2015, el Papa Francisco se hallaba de visita en Cuba y ese domingo tenía una misa campal en La Habana. Junto con los temas propios de la agenda papal, por ejemplo las relaciones entre Cuba y Washington, había otro que ocupaba la mente del pontífice y era motivo de preocupación: el proceso de paz entre el gobierno de Colombia y la guerrilla de las Farc.
Aunque los diálogos seguían adelante, las dificultades en la mesa se multiplicaban y crecían las voces de escepticismo en el país, de manera que un rompimiento, como había ocurrido en otras ocasiones, no podía descartarse. Fue entonces cuando Francisco, durante la homilía en la Plaza de la Revolución de la capital cubana, hizo un llamado a las partes recurriendo a una frase que se volvió emblemática: “No tenemos derecho a permitirnos otro fracaso más en este camino de paz y reconciliación”.
En dicha homilía, el Papa instó a que “la sangre vertida por miles de inocentes durante tantas décadas de conflicto armado, unida a la de Jesucristo en la Cruz”, sostuviera los esfuerzos de los que estaban buscando un acuerdo de paz. “Que la larga noche de dolor y de violencia, con la voluntad de todos los colombianos, se pueda transformar en un día sin ocaso de concordia, justicia, fraternidad y amor”, dijo.
El mensaje tuvo eco. Las partes atendieron el llamado. El Presidente Santos agradeció sus permanentes oraciones y dijo que “seguiremos adelante en el camino de la paz y la reconciliación”. Por su parte, a nombre de las Farc, el delegado en la mesa, Pastor Alape, aseguró que no habría otro fracaso. “Seguimos optimistas”, expresó.
De esta manera los nubarrones se disipaban y cada vez que se presentaba un escollo o un obstáculo insalvable, alguien recurría a la memorable frase de oro del pontífice: “No olviden lo que dijo el Papa, no podemos permitirnos un nuevo fracaso”.
‘Sería una cosa fea’
Al Papa le gusta hablar a bordo de los aviones. Y cuando lo hace, por lo general se refiere a la paz de Colombia. El 5 de julio de 2015, por ejemplo, cuando se dirigía a cumplir su visita a Ecuador, Bolivia y Paraguay, al sobrevolar territorio de Colombia, envió un mensaje para instar a los colombianos a la reconciliación y la convivencia pacífica y desearles “creciente prosperidad”.
El 13 de julio siguiente, a bordo del avión que lo llevaba de regreso de Paraguay a Roma y al declararse dispuesto a ayudar en lo que estuviera a su alcance, Francisco expresó que “sería una cosa fea” que el proceso de paz en Colombia no pudiera seguir adelante.
Otro mensaje desde el avión fue el que pronunció el 25 de noviembre de 2015, cuando se dirigía a África. “Deseamos que el mes de marzo sea una aurora de paz para Colombia”, dijo al referirse a la fecha del 23 de marzo de 2016, fijada por el Gobierno y las Farc para la firma del acuerdo que permitiera poner fin al conflicto armado en el país.
“Sus deseos son instrucciones para nosotros, trabajamos para que en marzo brille aurora de la paz”, respondió el Presidente Santos.
Algo similar ocurrió el 24 de junio de 2016, cuando el pontífice viajaba en avión a la república de Armenia, en Asia, ocasión durante la cual expresó su alegría por la firma del acuerdo sobre cese bilateral y definitivo. “Estoy feliz por esta noticia”, dijo al manifestar sus “mejores deseos para Colombia que ha dado este paso” y pedir hacer lo necesario para que “nunca más se pueda regresar a un estado de guerra”.
La paz desde las víctimas
“Hay que arriesgarse a cimentar la paz desde las víctimas, con un compromiso permanente para que se restaure su dignidad, se reconozca su dolor y se repare el daño sufrido”, dijo el Papa en la carta enviada al pueblo de Colombia con motivo de la Semana Santa, fechada el 31 de marzo de 2015, en la que invitó a los colombianos a “ser colaboradores de la obra de la paz”.
En esa ocasión el sumo pontífice pidió comprometerse “con los desplazados, con los sobrevivientes de las minas antipersona, con quienes han sufrido el despojo de sus bienes, con los secuestrados, con todas las personas que han padecido en diversas formas, y también con las víctimas de décadas de injusticia, inequidad y marginación”.
‘Esto hiere el alma’
Los mensajes de Francisco se han dado en momentos cruciales del proceso, como ocurrió con la declaración en video que ofreció el 26 de septiembre de 2016, día de la firma del acuerdo de paz en Cartagena, que se divulgó el viernes 30 de septiembre siguiente, a pocas horas del plebiscito en el que los colombianos votarían sí o no al acuerdo de paz.
En esa ocasión fue contundente. “Tengo que decir que el presidente Santos está arriesgando todo por la paz, pero veo también otra parte que está arriesgando todo para continuar la guerra. Esto hiere el alma”, declaró.
Urbi et Orbi
El Papa ha aprovechado fechas especiales, como la Navidad, para reafirmar su mensaje por Colombia. Por ejemplo, el 25 de diciembre de 2016, durante la tradicional bendición Urbi et Orbi, asomado al balcón de la Basílica de San Pedro, el pontífice oró por la paz del país y pidió “concordia para el querido pueblo colombiano, que desea cumplir un nuevo y valiente camino de diálogo y de reconciliación”.
Escuchar al Papa
Al iniciarse hoy la visita del Papa y convocar a los colombianos a recibirlo con los corazones y los brazos abiertos, el Presidente Santos ha recordado la infinidad de veces en que, sobre todo en los momentos críticos, en las horas de oscuridad del proceso, el pontífice le ha dado ánimo, le ha dado las fuerzas necesarias para continuar adelante, le ha insistido en que persevere y no baje la guardia.
“Usted es la persona por la que más he rezado”, le dijo Francisco el 15 de junio de 2015, durante la audiencia en el Vaticano. “Santo Padre, siga rezando, necesito su apoyo, su iluminación”, le contestó el Jefe de Estado.
Como lo afirmó el Papa antes del plebiscito, el Presidente Santos ha arriesgado todo por lo paz. Y como lo ha dicho recientemente el cardenal Rubén Salazar, “ojalá que esta vez Colombia sí escuche al Papa”.