Ocurre qué, a veces, cuando un discurso impresiona por su brillantez y la profundidad de sus ideas, es inevitable pensar en el “negro” que lo escribió; porque imaginar que el hombre político, con el poder en la mano, la historia como fondo, los palmeros y medios a su servicio, tengan además la pluma , parece excesivo. W. Churchill y Manuel Azaña ,son excepciones muy poco repetibles.
La intervención de los “negros” no es de ahora y tiene gloriosos antecedentes, como el de Antonio de Guevara que fue autor de las páginas más bellas del pensamiento político de Carlos V.
En tiempos más próximos, está plenamente reconocido que fue Artur Schlessinger quien suministró a Kennedy las mejores piezas de oratoria política, incluyendo la conocida frase de :”no preguntes que puede hacer América por ti”.También el presidente Obama recurre a los “ghnost wreiter”, los escritores fantasmas o “negros” y en la Casa Blanca, sala Oeste, están los mejores.
Por aquí, en nuestros lares, la clase política, incluyendo la autonómica y municipal, también echan mano de redactores en la sombra ,que en ocasiones se evidencia cuando leen discursos preparados por pluma ajena. Tanto Zapatero como Rajoy ,con alguna frecuencia, han utilizado los servicios de esos profesionales, que en estos días preelectorales tienen una abundante carga de trabajo ya que una campaña bien organizada exige tener bastantes folios preparados, dejando la improvisación para mítines menores, facilitando a sus “negreros” ideas sin palabras y palabras sin ideas.
Actualmente se puede encontrar en Internet una amplia oferta de “negros” para escribir autobiografias, memórias, historias de empresas, tesinas, novelas, discursos, pregones y sermones si hace al caso. Los precios varían en función del tema , extensión y destino. Figurar como autor tiene su precio ,pero la confidencialidad está asegurada y la calidad es muy aceptable .Algunos escritores reconocidos, empezaron de “negros”. Trapiello , Juan José Millas , Candido, Blasco Ibáñez, Eugenio D,Ors ,Jardiel Poncela, y otros más figuran en las listas .
Junto a esta categoría de “negros “ profesionales, está una clase que suele darse en las empresas e instituciones y que sin escalafón propio, andan sacando las castañas a sus respectivos apropiadores de ideas o trabajos. Son “negros” mucho más modestos de los que nunca se ocupará la historia.
La técnica para tener un “negro” de esta última clase, empieza por un capítulo de lisonjas:” Oiga Perez, usted que tiene ideas hágame un informe sobre tal o cual asunto; yo tengo las mías, pero quiero saber que piensa usted”…Naturalmente el capitoste no sabe por donde anda la cosa. Cuando el “negro” ,que no está contratado para eso ,concluye su trabajo con la mayor ilusión, suele encontrar con cierta acogida fría: “No está mal,señor Perez, hay algunas cosas buenas…Yo lo corregiré”.Lo cierto es que el negrero se apresura a elevarlo a las alturas como propio.
Los negreros con sentido de la justicia social,sustituyen dos o tres adjetivos por los sinónimos, cambian colores de gráficos o la encuadernación e incluso dicen:”hemos hecho”, sin especificar los demás plurales. El porvenir de estos “negros de empresa” es muy oscuro y escasas posibilidades de redención, a menos que un día surja un nuevo Luther King que encabece un movimiento reivindicatorio, al estilo del 15 M y consiga llevar al Tribunal de Justicia Internacional a tanto negrero explotador que no pagan lo que deben.