Artículo publicado en la revista de ASETRA con motivo de la festividad de su patrono, San Cristóbal.
Van a permitirme esta licencia en el titular, porque creo que viene muy a cuento para expresar de forma sencilla una verdad de perogrullo: que el transporte en Asturias también tuvo que hacer su transición de una economía a otra, de un modelo a otro, de una sociología del sector a otra. Y que el mejor exponente de ese complejo, y duro en algunas etapas, proceso --aunque no el único-- es ASETRA.
En las primeras décadas, parte de las cuales tuve la suerte de conocer, incluso compartir, siendo yo un joven aprendiz de periodista, se formó una formidable coalición entre empresarios - 'auto', pequeños, medianos y grandes- con una decidida voluntad de construir el futuro y una gran generosidad, y jóvenes, llenos de ímpetu transformador, de ideas casi que revolucionarias para aquel tiempo y con una energía contagiosa para sus mayores.
Esa afortunada conjunción fue la que, a gentes que por las características de su profesión no arredraban fronteras ni lenguas, distancias ni dificultades, las llevó a viajar por una Europa entonces más avanzada para conocer de primera mano las experiencias de la incipiente Comunidad Europea en el sector del transporte, su organización empresarial, sindical, organizativa y tecnológica.
Y de sus viajes trajeron un largo 'trailer' que reposaba sobre los ejes de la formación, la intermodalidad, la logística, la modernización tecnológica, el intercambio de información, la mercadotecnia y la economía de empresa.
Como el buen 'chef', aquellos platos no se copiaron, sino que se adaptaron a las características y particularidades de esta 'madreña', mejorándolos en no pocos casos. A las gentes de ASETRA, y a los hombres y mujeres de nuestro transporte, no siempre los acompañaron en su viaje al futuro --éste-- la economía, con ya tres durísimas crisis a las espaldas, y las administraciones. Pero apretaron los dientes y siguieron, sacando energía y coraje de las entrañas, como si en vez de baterías de camión las tuvieran de submarino transoceánico.
Hoy, algunos de aquellos pioneros ya no están entre nosotros, aunque sí su recuerdo imborrable. Aquellos jóvenes lo son menos. Pero Asturias cuenta con un sector del transporte bien dimensionado, capaz de competir pese a carecer de una salida digna de tal nombre a la Meseta, y con sabotajes a las conexiones marítimas como la de algún renombrado político que no hace falta nombrar porque quienes me leen lo conocen de sobra. Un sector del transporte que en alguna de sus especializaciones es ejemplar en España y una formación modélica diseñada, impulsada y mantenida por el propio sector.
Así que, en nombre de Asturias y en el mío propio, ¡gracias! Por el esfuerzo, el coraje, la generosidad y la visión de futuro a todos los que hicieron, y hoy mantienen, esa ASETRAnsición ejemplar.
Felices 40! Feliz San Cristóbal!