Aconsejan los expertos que después de grandes emociones es recomendable dejar pasar un tiempo para asimilarlas, valorarlas y narrarlas si uno lo considera oportuno, y esto es lo que me pasa a mí hoy, 11 de junio, veinticuatro horas después de haber disfrutado de un encuentro con alumnos a los que hace veinticinco años que he dado clase y a muchos de los cuales no había vuelto a ver. El paso del tiempo ha dejado sus huellas, pues un cuarto de siglo hace mella y más cuando hablamos de edades que van de diecisiete o cuarenta y dos años, y cuando algunos que en otro tiempo tenían larga cabellera hoy lucen una brillante calvicie o abundante pelo plateado.
Ayer, 10 de junio , en el Colegio Los Robles hemos tenido el Acto de Imposición de Becas a los Antiguos Alumnos de la Duodécima Promoción, al cumplirse los veinticinco años de su Graduación , y para glosarlo y celebrarlo hemos acudido a la palabra, a las sabias y expertas palabras del profesor don Ignacio Blanco Rodríguez, y a las de don Matías Somolinos Jove, integrante de esa promoción.
Don Ignacio como matemático y montañero acudió a Euclides, el llamado padre de la geometría y su importante obra “Elementos”, y nos subió a la cima del Annapurna I, de 8.091 metros, primer ocho mil en ser ascendido, coronado un 3 de junio de 1.950 después de muchas dolencias y dificultades por Maurice Herzog y Louis Machenal. Y todo para decirnos que las cosas en la vida se consiguen paso a paso, que la mejor motivación es el cariño y que la principal cualidad de todo profesor debe ser el amor por sus alumnos, por esas personas a las que hay que situar en sociedad e indicarles las alforjas que son necesarias para el camino, para la ruta de la vida, donde siempre debe haber un espacio para Dios Creador y Padre nuestro o para la mediación de su Madre.
Don Matías Somolinos, como integrante de la generación y testigo de lo penado y vivido nos dijo que a los alumnos de los Robles “nos une un finísimo hilo, invisible e irrompible: el haber compartido la infancia…Hoy aquí, en el Cole seguimos sintiendo que pisamos algo conocido y cotidiano, tierra firme y propia, que forma parte de nosotros”. Hecha esta primera valoración como amante del fútbol nos recordó que en el año 1986 , o mundial de Maradona, terminaron su etapa de primaria y empezaron a subir y bajar escaleras; que concluyen su 8º de EGB con el ascenso del Real Oviedo en 1989, y terminan sus estudios con las Olimpiadas de Barcelona y la Expo de Sevilla. Impuestas las becas, pronunciadas las palabras de agradecimiento del sr. Director, don Ángel Gallo, y recordaros que no sois exalumnos, sino antiguos alumnos del Colegio e historia viva del mismo, se hace la foto para la posteridad.
Antes de dirigirnos a Gijón, a compartir mesa y mantel, tuvimos la Santa Misa que celebró don Javier Aparicio, que habló también de su promoción, de su colegio, de sus compañeros y animó a mantener unas prácticas mínimas de piedad, especialmente la asistencia a la misa dominical y la frecuencia de sacramentos, pues el corazón debe alimentarse de la palabra de Dios y es que en verdad no viene mal reconocer que somos poquita cosa .
Hacía un día espléndido, la brisa del mar caldeaba el ambiente y después de una exquisita comida se daba paso a la palabra, a la tertulia, al cambio de impresiones, dónde estás, qué haces, y una vez más compruebas que Asturias exporta conocimiento y que ya puedes encontrar un alumno del Colegio en Ginebra, Bruselas, Londres, Berlín, Madrid, Méjico, Pekín…Es la hora de ellos, de los alumnos, de sus confidencias y vivencias y uno, cuando se acercan las 18:00 horas de la tarde se despide , les dice adiós y espera que no tardemos tantos años en vernos, aunque sé que ellos o muchos de ellos se ven al menos una vez al año, pues como decía Matías “nos une un finísimo hilo, invisible e irrompible..”. La Promoción del 92, la vuestra, la de la Expo ha sido y es una buena cosecha. A seguir así.
Ha sido un privilegio daros clase y ha sido un privilegio compartir con todos vosotros esta jornada, donde la palabra experta, sabia y amiga ha sido la protagonista y recuerda que los logros en la vida se consiguen paso a paso y con esfuerzo.
Desde siempre se nos ha dicho en el Colegio que los principales y primeros educadores son los padres. Esto que ya se decía desde los inicios del Colegio allá por 1975, cobra cada vez más importancia y necesidad, y es que si algo ha caracterizado y caracteriza a Los Robles ha sido el nivel humano de nuestras familias que ha facilitado y favorecido vuestra educación, y esto es algo que es necesario reconocer y agradecer en tiempos tan confusos como los que vivimos, donde parece que todo vale.
¡Un fuerte abrazo!