Como el pasado año viajaré a comprobar que el Peñón de Ifach continúa en su sitio y que, como todo puede pasar en ésta España de los sobresaltos diarios, no esté investigado por la UCO o afectado por alguno de los casos de corrupción.
De paso por Madrid intentaré acercarme hasta su Archidiócesis y entrevistarme con el arzobispo de la jurisdicción eclesiástica, el cardenal Carlos Osoro, buen amigo de Asturias, e interesarme por la situación en la que se encuentra Francisco Granados (quien fuera alcalde de Valdemoro y Consejero de la Presidencia y mano derecha de Esperanza Aguirre) después de que -tras depositar una pequeña fianza- haya podido salir, presuntamente de manera provisional, de la cárcel de Estremera en la que pasó los dos últimos años.
Francisco Granados lo primero que hizo la pasada semana nada más pisar tierra libre fue declarar a los cuatro vientos lo injustamente que fue tratado dentro de la prisión al verse obligado a escuchar insistentemente el himno del Partido Popular en versión de su tocayo Francisco "Curro" Savoy -es decir: himno silbado-; también que estuvo en prisión preventiva sin imputación objetiva, y que, para colmo de los colmos, hasta le impedían asistir a la misa de guardar de los domingos.
Ante estos deleznables hechos, antes de seguir camino de Alicante, quisiera saber la opinión de Carlos Osoro. ¿Puede ser posible que una persona de tanta fe -como el santo inocente Francisco Granados- tenga problemas para ir al cielo por no haber ido a misa los domingos ya que unos impíos guardianes se lo impidieron y, a más, hasta le quitaron el pasaporte?.