Por fin este fin de semana el segundo partido político más poderoso de España, el PSOE, celebra en Madrid, como no podía ser de otra manera, su congreso federal en el que Pedro Sánchez, claro vencedor en las primarias para secretario general, será elevado a los altares con sus apóstoles, la nueva ejecutiva, en la que una joven asturiana, Adriana Lastra, mitad monja, mitad soldado, será la número dos. Lastra, riosellena y sin curriculum privado, está desde su más tierna infancia en el PSOE, logrando hacerse un hueco a través de la Juventudes Socialistas en el aparato de la organización. Desde un principio claramente apostó por Pedro Sánchez y se granjeó el recelo de la Federación Socialista Asturiana, susanista de toda la vida. Como coordinadora de la campaña a primarias de Pedro Sánchez obtuvo un buen éxito y el favor del jefe. De izquierdas, como no podía ser de otra manera, Adriana Lastra representa la llegada al poder socialista de una nueva generación que en nada tiene que ver con el antiguo estilo de Rafael Fernández, Pedro de Silva o José Angel Fernández Villa. De treinta y tantos años y una dedicación socialista incuestionable, no hay que perderla de vista porque, ojo al dato, en una de estas es candidata a la presidencia del Principado en las próximas pero aún lejanas elecciones autonómicas.
El caso es que con ella Pedro Sánchez incorpora a su nueva ejecutiva a la veterana María Luisa Carcedo, otra fan incondicional, auténtica protectora de Adriana Lastra, y también al ex alcalde de Lena Hugo Morán al que perdí de vista, políticamente hablando, hace años y que recuerdo se había pasado a la actividad privada fichado por la constructora Coprosa. De momento el que defiende el fuerte sanchista en el Principado es el alcalde de Laviana Adrian Barbón que en otoño próximo será el candidato a la secretaría general de la FSA enfrentándose probablemente al candidato susanista, el atildado concejal gijonés José María Pérez.
Ahora que ha terminado la función de la gestora socialista Javier Fernández deberá de nuevo volcarse en la navegación de la política asturiana con un panorama átono y triste en el que la oposición, de izquierda y de derecha, le da zurriagazos un día sí y otro también. El que aparentemente más alejado de estas batallitas está es el alcalde de Oviedo Wenceslao López que con solo cinco concejales se limita a no enfrentarse a sus socios, Somos e Izquierda Unida, y realizar una discreta pero eficaz labor como primer edil de la capital.
No estaría de más que Javier Fernández acometiera un remodelación de su gobierno en el que brilla por encima de todos como su persona de confianza Guillermo Martínez mientras comienza a ser clamor la incompetencia de la consejera de Fomento Belén Fernández de la que ya hace muchos meses la patronal de la construcción, que sigue sin encontrar sustituto de su actual presidente Serafín Abilio Martínez, pidió su cabeza.
A todo esto el ministro de Fomento Iñigo de la Serna, antiguo alcalde de Santander, promete en León que el AVE a Asturias estará en el 2021 en funcionamiento con ancho internacional, no ibérico. Largo me lo fiais como largo se lo fían a Gijón donde la alcaldesa Carmen Moriyón está hasta el gorro de que desde Madrid la ninguneen con la nueva estación de ferrocarril que irá, si Dios y los técnicos lo quieren, junto al museo del ferrocarril. Eso sí, Gijón tiene tren pero no tiene tranvía. Ni metro tren.