Francisco Marhuenda, jurista y periodista, tertuliano y sobre todo colaborador...llegó ayer al juzgado de Madrid en el que estaba citado para declarar sobre unas supuestas presiones -conjuntamente con otros colegas y colaboradores...- a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, con la intención de que esta no tirase de la manta en el espinoso asunto destapado en la empresa pública Canal de Isabel II.
Unas grabaciones que salieron a la luz pública -supuestamente manipuladas y en las que se resaltaron ciertas frases sacadas de contexto de manera tendenciosa- fueron las que motivaron la citación por el juez.
Vi a Francisco Marhuenda -un poco desencajado pero orgulloso de sí mismo- entrar en el juzgado cargado con una mochila y con un abundante manojo de folios y carpetas que, supongo, contenían las pruebas para su intervención ante el juez y los fiscales (por cierto, todos estupendos, como el ya dijo) y, en caso extremo, para una previsible pero -dado su poder de convicción- innecesaria defensa.
Francisco Marhuenda, según queda claro en las grabaciones, solo pretendía echar una mano a un gran e íntimo amigo y colaborador..., Edmundo Rodriguez Sobrino, que últimamente estaba un poco desasosegado al igual que también lo estaban el expresidente de la Comunidad madrileña, Ignacio González, y el propio presidente del Partido Popular y del Gobierno español, Mariano Rajoy.
A Francisco Marhuenda, a su vez director del periódico La Razón, le sobran razones -dada su trayectoria pública- para sentirse orgulloso de sí mismo y -¿por qué no?- de sus amigos y estrechos colaboradores...
Siempre fue una persona agradecida y lo demuestra cada día. Solo que esta vez le descubrieron.