Apocalíptico clima

 

Cada 26 de marzo se celebra el Día Mundial del Clima, siendo el momento de mirar con temor el cascaron en la que navegamos todos los seres del planeta, y ahí surge el propósito de sensibilizar a la población sobre la importancia que tienen las acciones y prontitudes del ser humano en hacia climática.

Al decir de los científicos, la sequía y el deshielo de los glaciares dejarán sin agua dulce a más de 1.100 millones de personas, mientras en otras regiones se sufrirán fuertes trombas de agua e inundaciones. Y lo más dramático: entre el 20 y el 30% de las especies animales y vegetales del planeta se extinguirá irremediablemente si el calentamiento prosigue al ritmo actual.

“Nos enfrentamos a una extinción masiva”, señalan algunos de los estudiosos del problema, mientras desde las organizaciones ecologistas llaman a “luchar de inmediato” para tratar de frenar las espeluznantes consecuencias.

El Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), señala cada año por estas fechas, que el panorama atmosférico está teniendo “impactos muy importantes” en los ecosistemas, y unos efectos “discernibles, aunque menos evidentes” en la huella en las actividades humanas.

Los estudiosos de nuestra situación ambiental expresan sin cesar que el causante del calentamiento del planeta es el hombre, con sus emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, ahora se han centrado en determinar cuáles serán sus efectos en la Tierra, así como lanzar una advertencia a los gobiernos de que deben “adaptarse a las consecuencias del cambio climático”.

Ante este panorama preocupante, los políticos que nos gobiernan no pueden ignorar los resultados de este estudio, al saberse que el recalentamiento ya está cambiando el mundo.

Según el informe, un incremento de 1,5ºC respecto a la temperatura media registrada en 1990 pondría al menos un tercio de las especies animales y vegetales e grave riesgo de extinción. Pero los daños no sólo los sufrirían animales y plantas. Más de 1.200 millones de personas padecerían escasez de agua, fundamentalmente debido al deshielo de los glaciares de montaña, una de las principales reservas de agua dulce del mundo.

Varios años han tardado los expertos que conforman el Panel Intergubernamental de Cambio climático (IPCC), auspiciado por la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, en plasmar en papel sus conclusiones. Recordamos que la primera de ellas utilizó utilizaba un lenguaje claro para constatar que el calentamiento global es “muy probablemente” provocado por el hombre, y además el futuro del planeta no es demasiado halagüeño: “el cambio que estamos padeciendo es como un tren que ha tomado la salida, y no se podrá parar en siglos”, confirman.

Y como casi siempre, serán las zonas más desfavorecidas las que sufran más las consecuencias del constante incremento de emisiones de gases contaminantes a la atmósfera. “Cientos de millones de personas se verán amenazados por las inundaciones provocadas por el aumento del nivel del mar, especialmente cuando se derritan los polos”, se afirma.

Lamentablemente tras el trabajo de los estudiosos vienen los políticos a editar el texto. Mientras los primeros habían mostrado en las docenas de páginas del contenido una gran dureza en sus conclusiones, los segundos podrán el grito en el cielo por algunos párrafos que hablan de certezas “muy elevadas” en los ecosistemas y solicitan “acciones concretas” a algunos gobiernos.

China, y el Estados Unidos de Donald Trump, se oponen a muchas de las medidas que pudieran ayudar nuestra grave situación climática. Un ejemplo entre muchos: el carbón.



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